domingo, 26 de septiembre de 2010

El Deporte de la Escuela: una experiencia concreta según el "Enfoque Psicomotriz de la Iniciación Deportiva" (Primera Parte)

Con la frescura de la E.F.I. que se lleva a cabo en la escuela primaria...

Con la preocupación de Profesores que, reciclandos materiales convertían el patio en un aula, de un momento a otro...

Con el compromiso de Profesores que, con distintos instrumentos y la cámara fotográfica, registraban sus propias prácticas...

Con equipos docentes conformados como "grupos de estudio" en la Dirección de Educación Física de la Provincia de Córdoba, Argentina...

Con la decisión política del Gobierno Nacional (a través del Ministerio de Salud y Bienestar Social, del que dependía la Secretaría de Deportes de la Nación) de mejorar la E.F. escolar e impulsar el desarrollo del deporte educativo, social y federativo...

Con la decisión y compromiso político de la Secretaría de Deportes de la Nación, más su capacidad de planificación y gestión en torno al Deporte Escolar (mediante convenio con el Ministerio de Educación de la Nación), al Deporte para Todos (dentro de la propia órbita del Bienestar Social) y al Deporte Federado (dentro del ámbito de incumbencia de la Secretaría en el Deporte Federado)...

Con convenios y acuerdos bilaterales entre organismos (ministerios) del Gobierno Nacional y Gobiernos Provinciales...

Con recursos económicos provenientes del PRO.DE. (juego de apuestas de Pronóstico Deportivo del Fútbol de primera categoría), de lo cual asignaba el monto del 10% del total de tarjetas que se jugaban en la ciudad de Buenos Aires al desarrollo de programas deportivos para todo el país...

Con la esperanza que significaba el advenimiento reciente de la Democracia,, como forma de vida deseada por la mayoría de los ciudadanos...

Con todo ello se llevó a cabo, durante 3 años, el PLAN NACIONAL DE DEPORTE ESCOLAR.

Con la única finalidad de ayudar a ubicarnos en la época, recordamos a las siguientes autoridades nacionales:

En el cargo de Presidente de la Nación, al Dr. RAÚL ALFONSIN

En el cargo de Ministro de Salud y Acción Social, al Dr. ALDO NERI

En el cargo de Secretario de Deporte, al Dr. RODOLFO O´REILLY








En relación a "Enfoque Psicomotriz de la Iniciación Deportiva", véase el archivo del Blog y, a partir de allí, la Entrada correspondiente al Sábado 12 de Junio de 2010.





Fe de erratas: Al momento de escribir en el pizarrón los años en que se concretaron estas experiencias, se cometieron errores involuntarios. Corresponde señalar: Escuela Misiones, años 1984, 85 y 86. Escuela Primera Junta, año 1986.




Escuela "Provincia de Misiones". Barrio Zumarán, ciudad de Córdoba. Argentina.








Escuela "Primera Junta". Barrio Villa Centenario, ciudad de Córdoba. Argentina.







PLAN NACIONAL DE DEPORTE ESCOLAR
APRENDER JUGANDO
JUEGO: NECESIDAD-SATISFACCIÓN
Lineamientos de la Secretaría de Deportes de la Nación en concordancia con la Dirección de Educación Física de la Pcia. de Córdoba (1986)

1) A modo de Introducción
Cuando recibimos la propuesta de escribir “Dialoguemos” surgió desde nosotros desarrollar el tema Juegos; convinimos en rescatar elementos que provengan de lo práctico para que a partir de allí podamos formularnos reflexiones, en un plano teórico, y señalar las modificaciones que deben hacerse en el campo práctico. La forma de encarar este artículo coincide con nuestra concepción de cómo encarar las tareas docentes, es decir, la autorreflexión constante y la relación dialéctica entre la tarea y la idea.

2) Necesidad de atender las “miradas” del alumno
Estábamos dando clases con nuestros alumnos a nivel secundario y aprovechamos los últimos minutos para preguntarles qué pensaban sobre el juego. Surgieron respuestas muy variadas y enriquecedoras:
-Forma de divertirse y ocupar el tiempo libre.
-Manera de aprender conocimientos nuevos.
-Forma de aprender a ganar y perder.
-Forma de hacer amigos.
-Momento de compartir.
-Manera de comunicarse.

Estas respuestas podríamos englobarlas en dos grandes áreas, con aspectos propios para cuestionar e investigar:
-Una centrada en el alumno: ¿De donde surge esta necesidad de jugar en el chico?...¿Por qué toma al juego como diversión, aprendizaje y comunicación?
-Otra centrada en el docente: ¿De qué manera encaramos nuestra clase?...¿Usamos al juego en todas las posibilidades que brinda?

3) Reflexiones sobre juego
El hombre busca incesantemente dar respuesta a todo lo que lo rodea y al por qué de su propia existencia. De este modo, a partir de su propia reflexión, procura darle a todo su mundo sentido y significación. El juego, como una de las manifestaciones del ser humano, ha sido indagado en distintos campos del conocimiento. Es así como la filosofía y las ciencias sociales trataron de dar respuesta, describir o explicar el juego en los niños, en los adultos y aún en los animales. Según definiciones extraídas de Huizinga en su libro “Homo Ludens”, hay autores que consideran que el origen y la base del juego reside en la descarga de un exceso de energía vital; según otros, el ser vivo cuando juega obedece a un impulso genético de imitación o de satisfacción de necesidades de relajamiento o de ejercitación para la realización de actividades serias que la vida le demandará en el futuro. Pero mas allá de estas reflexiones sobre las causas fundantes del juego, lo real y significativo, es que este se presenta como una necesidad interviniente en las diferentes situaciones del quehacer humano siempre cargado de gratificación, alegría y placer. Y es así, por este sentir, que los docentes revalorizamos el juego como modo y situación de aprendizaje, porque si aprender implica incorporar nuevos conocimiento para modificarse y modificar, qué mejor predispuesto para el cambio podrá estar quién siente gusto por lo que esta realizando. Pero gusto no entendido desde el esfuerzo masoquista o con sentido instrumental (me gusta hacer esto porque después puedo lograr…), sino gusto entendido desde el carácter natural que lleva implícita la alegría de jugar con un fin en si mismo.

4) Propuesta para satisfacer dicha necesidad
Si la necesidad de gratificación, del placer, de compartir existe ya en el niño y en el adolescente, y el juego nos ofrece la salida justa para la satisfacción de esas necesidades (motor de todo accionar), cabe que recurramos a esta manifestación humana dado que se corresponde con el proceso de aprendizaje del sujeto. A la vez, si desde la función pedagógica –particularmente en EFI– observamos que el juego es acentuadamente compatible con el aprendizaje motriz (en el deporte con el acto táctico y técnico), no tenemos mas que buscar los caminos didácticamente correctos para instrumentarlo como medio educativo. Veremos en nuestra función docente, sabiendo que trabajamos sobre el “todo”, para abordar las “partes” en tanto sea necesario, cuáles son las metodologías más convenientes. En principio digamos que es válido recurrir a lo “global” para fomentar la comprensión de la estructura y lógica del deporte a enseñar, y a lo “analítico” cuando la destreza o la táctica individual requieren un ajuste para poder continuar. En función de esto, proponemos la siguiente clasificación de juegos desde una perspectiva netamente didáctica.

4.1) Juegos pre-deportivos:
Se consideran así a todos los juegos que aporten hacia la táctica y a la técnica deportiva, pero en el marco de la “motricidad general”. Son juegos que tiene que ver con todos los deportes. Hacen de base para luego poder desarrollar uno en forma especifica.

4.2) Juegos de iniciación:
Se refieren a un solo deporte (Voleibol, Fútbol, Rugby); deben tener en sus reglas la esencia del deporte que se va a enseñar; por ejemplo, para enseñar Rugby un juego de iniciación puede ser “la tocata”.

4.3) Juegos fundamentadores o aplicativos:
Son juegos que llevan a ejecutar un determinado gesto técnico en relación al deporte que estamos enseñando. Por ejemplo, juegos que impliquen picar la pelota o driblear, si se tratara de enseñar Básquetbol; o juegos que apliquen el tiro sobre hombro si estuviéramos enseñando Hándball. La ejecución del gesto técnico en cuestión se da, en general, fuera del contexto de juego del deporte que se enseña.

4.4) Mini-deporte:
Es el deporte adaptado a los niños, se reduce el campo de juego, tamaño y peso de la pelota, tamaño de los arcos, o altura de la red. Esta institucionalizado por sus propias federaciones. Por ejemplo, Mini-Básquet, Baby-Fútbol, Mini-Voley. Se conservan las reglas fundamentales que hacen a la esencia del deporte. Se admite menor cantidad de jugadores por equipo. Pueden darse variaciones en la complejidad del juego a medida que se avanza en el aprendizaje.

4.5) Deporte reducido:
Implica jugar el deporte formal que se hubiera abordado (Básquetbol, Fútbol, Voleibol, etc.) con todos sus elementos tácticos, técnicos y reglamentarios, excepto en lo referido a tamaño de la cancha, pelota, arco, aros, altura de la red, etc., como así también el tiempo de juego y de descanso en lo que correspondiere a los distintos deportes. Dichas adaptaciones se dan, fundamentalmente, en función del desarrollo de los niños y su capacidad física

Vista la clasificación anterior y la estructura de cada una de las tipologías de juego presentadas, nos surge la siguiente pregunta en función de la organización de la clase de EFI: ¿Cómo podemos incorporar estos juegos a la clase cuya duración es de 60´ u 80´?

Sugerimos, a modo de ejemplo, el siguiente ordenamiento de la clase, teniendo en cuenta que la realidad varía según las características del grupo y la infraestructura con que se cuenta. Creemos que una secuencia adecuada podría ser:
-Comenzar con Juegos Pre-Deportivos, apuntando a la lógica interna común a ciertos deportes y sus principios tácticos.
-Seguidamente incorporar una forma más analítica, que puede implicar un elemento nuevo de técnica o táctica individual.
-A posteriori, un Juego Fundamentador para la utilización de la técnica del caso.
-Finalmente presentar el Mini-Deporte con el grado de complejidad que corresponda o el deporte en si mismo, bajo la configuración de Deporte Reducido.

5) Aprender jugando
Este trabajo tiene como objetivo brindar la experiencia de un grupo de docentes en Educación Física que, a través de la tarea desarrollada en el ámbito escolar y federativo, enfocaron el proceso de enseñanza-aprendizaje de los deportes, utilizando el juego como medio.
El juego es una necesidad del hombre en la que intervienen diferentes factores, inherentes a dimensiones que van de lo personal a lo sociocultural en general. Como y expresáramos, aparece siempre cargado de gratificación, alegría y placer.
El deporte, juego al fin, según Romero Brest es “una conducta eminentemente creadora que produce placer por sí mismo y que libremente, satisface la necesidad física y espiritual de comunicarse y perfeccionarse a si mismo y a los demás y de participar en la vida socioeconómica, cultural y política del grupo de pertenencia (…)”.
Teniendo en cuenta la significación del compone lúdico en el deporte, creemos que imponerles a los niños, a principiantes, que copien fielmente el deporte de los adultos o de los atletas calificados solo puede conducir a frustraciones en la mayoría de los niños.
Por el contrario, hay que cuidar de no caer en estas imposiciones, siendo la primera condición para un buen proceso de enseñanza-aprendizaje (en la niñez y adolescencia) la adaptación del método de trabajo, la forma de proponerlo respetuosa de la etapa evolutiva, y la reducción de la infraestructura a utilizar.
Veamos así algunas pautas a tener en cuenta en la organización de la tarea:
a) Punto de partida o iniciación de las actividades; configuración de los equipos.
b) Elaboración conjunta de actividades por parte del docente y los alumnos
c) Adaptación de las actividades a la infraestructura disponible
d) Aspectos reglamentarios a tener en cuenta en el juego
e) Propuestas de una competencia no convencional variada

Cuando nos referimos al “punto de partida”, si consideramos al niño como un ser capaz de percibir y resolver problemas en situaciones de vida complejas, nuestro planteo didáctico diario estará dirigido a proponer las situaciones problemáticas y estimular su resolución. La premisa básica será que nuestra tarea, en cada clase, estará fundamentada en un plan o proyecto previo y en el deseo de incremento de las habilidades del alumno. El proyecto será la propuesta de clase teniendo en cuenta –desde el ejercicio del rol docente– cuales serán los aspectos nuevos a considerar en ese día y –en base a las experiencias vividas por los niños– el presunto incremento en los saberes referidos a lo táctico, técnico y reglamentario.
Hacia todo acto de enseñanza y aprendizaje contribuyen o aportan dos actores insustituibles: El docente y el alumno. En esta situación encontramos que el proceso de trabajo y su evaluación se dan en forma paralela, al mismo tiempo que compartida entre los actores; el alumno encuentra sentido y placer en la propuesta al verificar su propio avance.
En lo que se refiere al número de participantes por grupos o equipos, esta propuesta parte de la constitución inicial de pequeños grupos de juego o trabajo, para luego establecer una progresión en el número de participantes de acuerdo al nivel de aprendizaje en el que se encuentren (uno contra uno, dos contra dos, tres contra tres o cuatro contra cuatro).
El juego “cuatro contra cuatro”, brinda la posibilidad de manejar los conceptos básicos desde lo táctico, técnico y reglamentario, no siendo necesaria la incorporación de mayor cantidad de participantes. A su vez ofrece a los niños un mayor tiempo de juego real.

En lo que se refiere a “elaboración conjunta entre docentes y alumnos”, a partir de la respuesta de los alumnos se realizan diariamente las modificaciones en el contenido táctico, técnico y reglamentario.

Con respecto a la “adaptación de la infraestructura”, siendo el niño el centro de la tarea, modificamos la infraestructura a sus posibilidades y alcances, teniendo en cuenta no únicamente el tamaño, sino también el tipo de desempeño que estimula en el alumno. Por ejemplo, una red alta en Voleibol (2,20 a 2,50 m) posibilita que el receptor tenga más tiempo para llegar e introducir el cuerpo debajo y atrás de la pelota, al momento de la interceptación.

En cuanto a los “aspectos reglamentarios”, la sugerencia es introducir las reglas de juego procediendo desde la menor a la mayor dificultad, para lograr el conocimiento profundo de estas y desarrollar en forma paralela el pensamiento táctico del niño. Junto a reglas de complejidad creciente, deberán seleccionarse aquellas que prioritariamente reflejen la esencia del deporte elegido.

Finalmente, una “propuesta de competencia no convencional y variada” implica un juego constante en el que el niño tenga la posibilidad de practicar el mayor tiempo posible el deporte que ha elegido. Puede instrumentarse proponiendo una organización por tiempo, por zonas, todos contra todos, etc.
Nuestra práctica nos indica que así logramos:
-Mayor cantidad de tiempo posible en la práctica del deporte elegido.
-Posibilidad de desarrollo de la autonomía
-Aunar el desarrollo de la capacidad intelectual y motriz
-Y en el plano socio moral, suprime la hazaña individual y desarrolla el espíritu de camaradería que facilita una integración social progresiva

(Artículos extraídos de las revistas Dialoguemos Nº 1 y 2, con agregados y extensiones conceptuales del grupo de estudio sobre Deporte Escolar de la Dirección de Educación Física de la Pcia. de Córdoba, coordinado por el Prof. Antonio García. Córdoba, 1986)




Plan Nacional de Deporte Escolar
Fundamentación extraída de la planificación de Iniciación en Voleibol
del Prof. Antonio García

Escuela “Primera Junta”, del Barrio Villa Centenario, ciudad de Córdoba
Año 1986

La planificación, como propuesta tentativa, indudablemente puede o no llegar a cumplirse de forma total. Pero con lo que no queremos que así ocurra es con el enfoque, pues este siempre debe caracterizar nuestro accionar. Sea poco o mucho el desarrollo de lo planificado, en comparación con la propuesta inicial, lo hecho debe haberse dado respetando al enfoque, garantizando así la adhesión a un ideal educativo. De igual manera, lo que no se haya podido llevar a cabo en un determinado período, se configura como a lograr más adelante en el marco del ideal que se sostiene.
En el caso que nos ocupará de aquí en más, se trata de un ideal educativo que toma al hombre como unidad, como ser libre, trascendente y creativo. Desechamos así la dualidad cartesiana en la que es factible caer o por la que se puede optar, conscientes de lo que para nosotros (en el campo de la EFI) eso significa; o sea adiestrar y estereotipar. Nada de lo anterior es aceptable si pensamos en el hombre, como tampoco si pensamos en la educación que se pretende para este momento histórico.
Pero hablar de respeto por el hombre no solo supone declamar sobre una postura antropológica, sino ser coherente con todo un accionar. Así, en la inanición deportiva nos deberá preocupar la humanización del deporte; no deberá interesarnos la técnica por la técnica misma, no deberá interesarnos el rendimiento por rendimiento mismo. Creemos en el deporte como manifestación humana, como forma de realización, como modo de expresión, e incluso como actividad de vida. En síntesis, en términos de producto cultural y de práctica social, ello supone resolver problemas, ser creativo, comunicarse y, naturalmente, compartir.
Desde la iniciación deportiva misma esto puede ser una realidad o un lamentable fracaso. Para evitar esto ultimo nuestros objetivos –según Cagigal– deberán apuntar a la “unificación personal de la conducta”; ello supone superar niveles anteriores como la eficiencia física, la inteligencia motriz, la asunción personal del movimiento, la fruición y a la integración social. Solo así se podrá apuntar a valores éticos y a la unidad tan declamada.
Pero no solo con lo anterior agotamos el respeto por la naturaleza del niño, sino que también es necesario un perfecto ajuste a las etapas evolutivas tanto en las propuestas de conductas a lograr como en los contenidos, en las actividades y en las metodologías. En este caso, el trabajo a realizar es con niños que están en un periodo de estabilidad afectiva, con pensamiento lógico concreto ya estructurado; e incluso, con algunos niños que disponen de pensamiento lógico formal. Son niños que ya tiene una historia que implica experiencias suficientes como para que su Acervo Motor General este suficientemente estructurado (en la mayoría de ellos); parecería, de acuerdo a la evaluación diagnóstica, que todos han arribado a “la etapa de oro del a aprendizaje motor”. Trabajar sobre el Acervo Motor General de cada uno y luego sobre el Acervo Motor Especializado, será la consigna.
En función de ello no podrán dejarse de lado prerrequisitos básicos como la integración del Esquema Corporal, el incremento de las Capacidades motoras, y el dominio de Técnicas Generales de movimiento humano. Todo en relación a la edad.
Nuestra propuesta abarca tanto el movimiento involuntario como el voluntario. Claro que pondremos mucho más énfasis en éste y en los procesos que implica. Desarrollar la capacidad de percibir, de codificar y decodificar mensajes a través del movimiento; de predecir, decidir, seleccionar respuestas y responder pronta y oportunamente, hace al acto táctico en el juego, y a cualquier aprendizaje o acto motor.
Todo lo anterior ha sido suficientemente estudiado en el Mini Vóleibol –por distintas influencias– hasta convertirse en una preocupación constante entre los especialistas del deporte formal al que nos referimos (investigadores, entrenadores, docentes, etc.). No se concibe trabajar en Vóleibol sin prestar la debida atención a lo ya señalado. Recordemos, a modo de síntesis, las palabras tantas veces repetidas por Carmelo Pittera (Italia): “… queremos que el niño juegue Mini Vóleibol como producto del desarrollo cualitativo de la motricidad”. De esta forma creemos ser consecuentes con un nuevo concepto sobre Deporte y sobre Iniciación Deportiva.
Ahora bien, para que ello se pueda instrumentar adecuadamente debemos prestar especial atención a la forma de aprender del alumno y al método del docente-entrenador. Trataremos que el niño aprenda por “transferencia” o por “integración y transferencia”, sólo así se justifica nuestra preocupación por estimular el desarrollo de un rico Acervo Motor. Para facilitar todo ello debemos pensar en métodos como el “descubrimiento guiado” o la “resolución de problemas”, a lo que se agrega –fundamentalmente– “aprender por el juego”, apuntando a que el niño comprenda la lógica interna de cada uno de los juegos utilizados. En término generales y en función de lo dicho, habrá de sostenerse didácticamente hablando, el estandarte del “pluralismo metodológico”, aceptando que no hay métodos únicos, sino construcciones metodológicas varias que procuran responder al modo de aprender de los alumnos.
Personalmente, creo que “la Escuela, en Educación Física Infantil, debe dar poco pero bueno”. Esta aseveración debe entenderse como válida para un país como Argentina, cuyo Sistema Educativo prevé para el Nivel Primario sólo una hora semanal de E.F.I. por grupo o por grado. En función de lo expresado, tomo como básicos los principios didácticos que sostienen la necesidad de seleccionar lo “valioso”, lo “necesario” y lo “posible” (todo en función del niño). De este modo, en relación al Mini Vóleibol, propongo los siguientes puntos de corte para los logros de los distintos grupos:

4º Grado (aprox. 9 años): Juego 1 X 1, 2 X 2 y/o 3 X 3 con manejo alto y pique intermedio. Red alta (2,20 / 2,50 m). Cancha reducida, tanto “angosta y larga” como “ancha y corta”; alternando los dibujos, para ejercitar desplazamientos anteroposteriores o laterales.

5º Grado (aprox. 10 años): Juego 2 X 2 y/o 3 X 3 con manejo alto y triangulación como requisito táctico. Cancha reducida y red alta (2,20 m.).

6º Grado (aprox. 11 años): Juego 3 X 3 con manejo alto, saque de abajo y triangulación como requisito táctico. Cancha reducida y red alta.

Nota: Estos puntos de corte o niveles no son taxativos y pueden sufrir reajustes si se lo cree conveniente.




¿QUÉ SIGNIFICA EDUCACIÓN POR EL MOVIMIENTO?

Silvia Berdakín de Valdivia y
Nilda Garimaldi de Heredia

Párrafos extraídos de la Revista EDUCAR Nº 6. Córdoba, 1986.
Proyecto Escuela Nueva "Juan Mantovani"

De no ser por el abuso que se ha hecho de la lengua, que ha convertido el “habla” en “charla”, bastaría escuchar las palabras para desentrañar su sentido original, el concepto al que aluden.
Hace tiempo que los teóricos de la educación física insisten en esta expresión. No es, por tanto, novedad alguna en lo que a denominación se refiere.
La afirmación “educación por el movimiento” contiene un término central –educación– y otro complmentario –movimiento– y es éste el que establece la diferencia esencial con la designación “educación física”. Aquí, el movimiento, el cuerpo, lo físico constituyen las metas de la educación; en el primer caso, solo un medio para el fin de educar.
Tampoco hay novedad en relación a los principios y concepciones que fundamentan dicha expresión. Decir que el movimiento es medio para educar sólo es factible desde una posición que lo visualice como conducta inteligente, personal y creativa.
Lo sorprendente es que a partir de estas ideas suficientemente reconocidas en el ámbito profesional específico no se haya aún consolidado una auténtica educación por el movimiento y que, paradójicamente, solo se haya podido concretar una estricta educación “física”.
(…) El movimiento humano se plasma en el “hacer” y conjuga en una síntesis unificadora la exteriorización, la vivencia interna que lo inspira e impulsa y la inteligencia que le torga sentido. Esto convierte al movimiento en la posibilidad para el compromiso de todas las dimensiones fundamentales del hombre y, consecuentemente, en el medio ideal –por natural y globalizante– de una auténtica educación integral.
En cuanto a educación integral nuestra propuesta intenta la superación de todos los “ismos”, que como espacialismo, conducen a una fractura del hombre y su conducta,, implica ubicarse a igual distanciadle deportivismo, tecnicismo, o biologismo como del enciclopedismo, intelectualismo o espiritualismo generados por visiones dualistas al estilo cartesiano y el culto desmedido por un aspecto de la esencia humana.
Técnica, gimnasia, deporte cobran en nuestra propuesta el verdadero valor de “medios”, caminos para la consolidación de la personalidad y la inserción placentera en el medio natural y social.
Intentamos llegar desde y por el movimiento al sentir, pensar, crear y comunicar introduciendo a “… ese diálogo (con el entorno) a través de la presencia física; entendiendo esta presencia… como resultado manifestativo visible del todo individual; precipitado externo del individuo” (Cagigal. Deporte, pedagogía y humanismo. Com. Olímpico Español. Madrid, 1966, pág. 120).

¿Cómo hacer realidad la Educación por el Movimiento?
Básicamente “realizando” ideas; respetando los siguientes fundamentos:
-Concepción de hombre como unidad donde el cuerpo es nexo con el propio yo, el medio y la sociedad.
-Interpretación del movimiento como conducta significativa para el hombre, eje fundamental de la educación, donde se expresan los aspectos intelectuales, afectivos y sociales.
-Concepción de la educación como “permanente” y de la escuela como “nueva”: integral, activa, placentera, abierta, creativa, cooperativa.
-Implementación de un sistema que posibilite la autodisciplina, el autoconocimiento, la autoexpresión y la expresión-comunicación.

Hasta aquí el pensamiento de Berdakín y Garimaldi.


A lo anterior creemos posible agregar los conceptos que siguen, los que puestos a consideración del Grupo de Estudio sobre Deporte Escolar de la D.E.F. Cba. por su Coordinador, Antonio García (1984).
Eran miembros del Grupo, entre otros, los profesores Marta Báez, Cecilia Pereyra, Humberto Martínez, Guillermo Borrastero. Mario Ambrossini, Claudia Cavaglia, quienes posteriormente participaron en el Plan Nacional de Deporte Escolar (1986). .

La idea de “educar por el movimiento” toma a éste como medio instrumental y operativo, sistematizado según distintas formas culturalmente validadas, entre las que se encuentra el Deporte. En todos los casos y siempre, educar será el fin.
Vista la educación como un proceso vital, de transformación permanente, por el cual se desarrollan capacidades, se adoptan y asumen valores, y se recibe un patrimonio cultural para después legarlo a los sucesores…, hemos de advertir que todo ello se procura en la “educación por el movimiento”. Sin embargo, debe señalarse que utilizado el movimiento como medio, en cuanto a los logros (en términos de capacidades, valores, saberes, productos culturales) presenta un potencial distinto al de las ciencias o las artes cuando, de igual forma, se toma a estas como medio educativo. No hablamos de logros de mayor o menor envergadura, sino de logros distintos. Más aún, si el movimiento se lo toma como medio, pero bajo distintas formas sistematizadas, los resultados educativos serán distintos. En tal sentido, no son iguales las posibilidades del deporte, que las de la gimnasia, la expresión corporal, la danza o la natación. Y si hacemos análisis más finos, encontraremos diferencias entre los deportes abiertos y cerrados, al momento de utilizarlos como medio.

Dejamos por ahora el análisis del movimiento como medio (aspecto éste que volveremos a retomar más adelante), para referirnos brevemente a un enfoque pedagógico complejo o una triple acción pedagógica: Educar por las ciencias”, “Educar por el arte” y “Educar por el movimiento”
Destacamos lo significativo del uso de la preposición “por” y no así de la preposición “para”. Esto indica la intención social de apuntar a que el alumno, en la escuela, haga suyos ciertos bienes culturales, partes o “recortes” de ciertas ciencias, de ciertas artes o de ciertas formas sistematizadas de moverse. A modo de ejemplo, nos parece válido destacar que el alumno va a la escuela para lograr ciertos conocimientos y habilidades inherentes a la Matemática (por ejemplo), no necesariamente para formarse como matemático. El requiere de ciertos contenidos o conocimientos de Matemática según lo que le demanda su inserción en el ambiente al que pertenece y la etapa evolutiva por la que atraviesa. No necesita todo el conocimiento matemático; en la escuela primaria o media no debería pensarse en “educarlo para …”, sino en “Educarlo por…” Es más, vemos que en la Educación Superior, salvo que se trate de carreras propias de la Matemática, en las demás carreras no se forma “para” sino “por”. Así, un ingeniero necesitará lo que le demande el cálculo de resistencia de materiales, mientras que un biólogo, un médico o un abogado necesitarán aplicar sólo ciertos cálculos a problemáticas específicas de su campo.
Al igual que en el ejemplo anterior, este enfoque no apunta a “educar para el arte”, lo que supondría la intención de formar artistas; tampoco se orienta a “educar para el movimiento o para el deporte”, ya que supondría formar atletas o deportistas de competición.
Al “educar por las ciencias, por el arte o por el movimiento (deporte, para nuestro caso)” se persigue parte del conocimiento específico (matemática, lengua, química, deporte o danza) según la selección y secuenciación establecida en el currículum; no se persigue todo el conocimiento específico. Por lo cual el niño que se inicia en Voleibol tendrá que aprender bien el Voleibol 3 X 3, con manejo a dos manos altas, triangulación y saque de abajo, jugando en cancha reducida. No se trata de saber todo sobre Voleibol a los 9 o 10 años, y jugar 6 X 6, con penetración y en cancha grande.
“Educar por el movimiento (en nuestro caso por el deporte)” en el marco de la EFI en la escuela primaria, implicará el Mini Voley ya citado, a la vez que el incremento de capacidades musculares, orgánicas y perceptivo-cinéticas; la asunción de valores como la solidaridad y la honestidad; el descubrimiento del espíritu de las leyes o normas de juego; la construcción de normas de juego; la habilidad de reconocer el mismo problema (táctico o técnico) aunque emerja en distintas situaciones; la posibilidad de seleccionar y transferir respuestas; la posibilidad de aprender por transferencia o por integración y transferencia; la capacidad para reconocer los síntomas básicos de fatiga, las variables del esfuerzo físico y los agentes de agresión a la salud.
En definitiva, lo que deseamos señalar aquí son los alcances de la “educación por el movimiento en el marco de la educación integral”. Para esto hemos querido recuperar el enfoque pedagógico que presenta a ciencias, artes y movimiento como medio educativo, más aún, como medio educativo y contenido de aprendizaje al mismo tiempo.














miércoles, 8 de septiembre de 2010

El QUÉ y los PARA QUÉ del Deporte. Estructura funcional de los Deportes.

Universidad Nacional de Córdoba
Secretaría de Extensión Universitaria

Segundo Curso Anual para el Abordaje Multiprofesional de la
Actividad Física y el Alto Rendimiento Deportivo


Módulo: Estructura Funcional y Lógica Interna de los Deportes
Docente a cargo: Lic. ANTONIO GARCÍA
16-
04-04



Aproximaciones al Análisis de la
Estructura Funcional de los Deportes




Lic. Antonio García




Versión original, publicada como preliminar, sujeta a correcciones y ampliación.


En esta oportunidad, para el Blog, el contenido conceptual es acompañado con fotografías de Deporte Escolar, tomadas en clases de E.F. de las escuelas "Misiones" y "Primera Junta", de la ciudad de Córdoba (Argentina) donde el autor se desempañaba como docente. Año 1986.






I. El QUÉ del Deporte

En un concepto amplio, “Son aquellas manifestaciones de la cultura corporal que ponen al hombre en situación de juego –consigo mismo, con sus pares, con el medio natural, con dimensiones a priori como espacio y tiempo, con objetos, etc.– o de simple contacto y fruición con el entorno.” (GARCÍA, 1999).
En un concepto restricto, limitado al ideal olímpico y a las organizaciones que promueven y difunden al Deporte como institución social, “Es un juego reglado de alto nivel de complejidad, con reglas preestablecidas y aceptadas internacionalmente; posee, según el tipo (de situación o no, individual o de conjunto, etc.) acciones tácticas y técnicas que le son propias, siendo uno de sus componentes principales la agonística.” (GARCÍA, 1991: 19, 20).
“En el último concepto –que abordaremos especialmente por corresponderse con el eje de este Curso– se rescata fundamentalmente su carácter de juego reglado, cuyas características particulares estarían dadas por la estabilidad de sus reglas y por la agonística o competencia, que no se puede dejar de lado pues ello significaría desnaturalizarlo. La agonística es una tendencia natural de la especie humana, de orden antropológico; en este caso cabría señalar que el temor que a veces despierta la competencia en el terreno educativo no debería estar centrado en la competencia en sí, sino en los modos de organizar o de arribar a la misma (el problema es el cómo). De todos modos, si hablamos de agonística, lucha o competencia, es tranquilizador saber que, dentro de la estructura funcional del deporte, aparece el elemento regulador de aquella, o sea el reglamento o conjunto de leyes construidas a fin de garantizar el juego limpio; la regla en sí es buena y cumple su función, lo que puede ser malo es el modo de arribar a la regla, o sea el modo de aplicarla (una vez más el problema está en el cómo) 1.”

“El término Deporte es polisémico dado que es definido y analizado desde distintas perspectivas y con múltiples interpretaciones. Para ello, en nuestro caso vamos a considerar como deporte a un determinado tipo de actividades físicas que presentan los rasgos diferenciadores contenidos en la definición siguiente: “situación motriz de carácter lúdico, competitivo, reglada e institucionalizada”.
Con la definición dada para que una actividad física sea considerada como deporte, aquella debe darse en una situación motriz contextualizada en la que el movimiento con significación práxica sea parte pertinente de la misma, tenga un determinado carácter lúdico, sea competitiva o de desarrolle en forma de competición, posea un reglamento propio y esté regida por una institución social reconocida.” (HERNÁNDEZ MORENO, 1995: 289).





1. GARCÍA, Antonio. Enfoque realizado desde la asignatura “Teoría de la Educación Física” del Instituto del Profesorado en Educación Física de Córdoba. 1990 a 2002.


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II. Los PARA QUÉ del Deporte


El siguiente texto ha sido extraído de:
GARCÍA y PECILE. “El Deporte como reproductor o transformador del sistema social”. Revistas Stádium Nº 177 y Nº 178. Ed. Stádium, Bs. As., 2001.


Un párrafo aparte merecen los “para qué” del Deporte, o sea la finalidad con que su práctica es promovida y realizada. Aquí no siempre coinciden las intenciones de quienes lo promueven y quienes lo practican. Es más, podríamos preguntarnos desde una sociología del Deporte: ¿qué implica ser deportista?..., ¿qué significa participar de un deporte o practicar un deporte?.
Abordar con claridad esta cuestión resulta de importancia a la hora de identificar y analizar al Deporte como producto cultural, entendiendo que resulta impropio pretender hablar del Qué o de su estructura, cuando en realidad se parte de los Para Qué o intencionalidades de su práctica.
“Hay un deporte espectáculo, un deporte competición, un deporte juego, un deporte profesión, un deporte salud, etc. En algunas formas de practicar el deporte coinciden varias modalidades. Pero no siempre se dan todas ellas. Cuando un futbolista de 1ª división juega un partido de fin de semana siguiendo el calendario establecido, practica un deporte profesión y participa a la vez de un deporte espectáculo. No se puede decir que él practica un deporte juego (...), el juego es para el público, no para el protagonista que actúa por obligación, se encuentre a gusto o a disgusto.
¿El hacer montañismo o alpinismo es lo mismo que aquello que practica el escolar que juega en la cancha de su colegio? ..., ¿o lo que realiza el octogenario que da su paseo deportivo diario? ..., ¿o lo que supone la participación en un espectáculo deportivo desde la tribuna de un estadio?. Todos “hacen deporte” o al menos “participan del deporte”. Pero ni como hábito personal, ni como actividad social, ni como situación humana, realizan todos una misma cosa. Deporte no es un término unívoco.” (CAGIGAL, 1975: 21).
El Deporte posee fuerza política. En el juego de las grandes propagandas nacionales el mismo aparece como un elemento popular, de fácil éxito masivo, sin barreras de lenguajes (...). Las victorias deportivas de una nación se han convertido en síntomas de su progreso como país. Los políticos lo han descubierto. El diálogo deportivo internacional es fuente de prestigio, pero como no se puede entablar un diálogo deportivo decoroso sin grandes campeones, surge la urgencia por cultivarlos; aparecen así las fábricas y cuadras de campeones, subvencionados, segregados a una vida artificial con todas sus consecuencias psicológicas y sociológicas. El campeonismo de nuestro tiempo está directamente alimentado por el poder político que se ha descubierto en el Deporte.
De la espectacularidad que el Deporte lleva consigo surgió su proclividad al profesionalismo. En la espectacularidad de la lucha deportiva, el mercantilista vio la oportunidad de enriquecerse. Dicha espectacularidad es inherente a esta manifestación de la cultura; el deportista con su praxis a cuestas, quiéralo o no, lleva un espectáculo en sí, aún en los accidentes o momentos desgraciados de su práctica. El espectáculo deportivo es pasivo para la mayoría de los participantes en él y así, el Deporte, suceso eminentemente espectacular, pasa a convertirse en una de las grandes distracciones de nuestra época; pero los protagonistas del Deporte realizado con esta intencionalidad no juegan propiamente, trabajan. 2



En este contexto es que vale reflexionar sobre el hecho de que se verifica una especie de confusión vulgar con respecto al concepto de deporte. El mismo está tan difundido en cuanto al espectáculo que depara, fruto del consumismo en que cae la sociedad actual, de modelo capitalista, que la gente común (la que no se aproxima a la problemática epistemológica o sociológica) entiende demasiado frecuentemente que Deporte es aquello que se ve en el espectáculo deportivo, cuando en realidad eso es una práctica deportiva según un determinado “para qué” o intencionalidad. Con esto queremos significar que el “qué” del Deporte es uno; en función de ello hemos elegido el concepto que presentamos en párrafos anteriores. En cambio, advertimos que los “para qué” del Deporte son varios, según detallamos seguidamente: educativo, recreativo-comunitario, terapéutico, competitivo-federativo, espectáculo, económico, político. 3

Con respecto a los últimos conceptos, debe admitirse estos “para qué” podrían formularse de otra forma, agregando o quitando, haciendo otro análisis, pero que en la práctica deportiva ninguna de estas intencionalidades se manifiesta en forma pura, sino en forma combinada. Los Campeonatos “Evita y Hombre Nuevo”, el P.A.I.COR.-Deporte, las actuales Ligas Estudiantiles, los Campeonatos Oficiales de distintas asociaciones, las Ligas Nacionales, las Olimpíadas, etc., se constituyen siempre en una combinación de intencionalidades donde, naturalmente, puede observarse cuál o cuáles son las que preponderan. Ejemplo de ello veremos más adelante, en oportunidad de hablar del deporte escolar.

Es, en el marco de lo hasta aquí descripto, que proponemos un análisis de las prácticas deportivas, sobre todo de las que se dicen educativas, tanto en lo formal (o escolar) como en lo no formal (o extraescolar). Estamos altamente preocupados por lo que podrían considerarse modelos neoconservadores en el contexto de la postmodernidad, donde el consumismo hace estragos y, consecuentemente, prepondera una cultura “del tener” más que una cultura “del ser”. Si la industrialización tuvo una decisiva influencia en la aparición y desarrollo del deporte, bien cabe que nos preguntemos si hoy el deporte no se ha convertido en una industria, implementándose su práctica en función de alguno de los “para qué” más jerarquizados de acuerdo a la visión social capitalista dominante, olvidándose lo esencial o el “qué” del mismo.


2. Cfr.: CAGIGAL, J. M. El Deporte en la Sociedad Actual. Editorial Prensa Española / Magisterio Español. Madrid , 1975.
3. GARCÍA, Antonio. Conceptos sustentados en Escuela Nacional de Entrenadores de Básquetbol . Córdoba, 1992-1995 / Asignatura “Teoría de la Educación Física” , I.P.E.F. Córdoba, 1990-2002.

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III. Algunos PARA QUÉ del Deporte Bajo la Lupa

Los siguientes textos (Deporte Competitivo, Deporte Recreativo y Deporte Competitivo) han sido extraídos de:
GARCÍA y PECILE. “El Deporte como reproductor o transformador del sistema social”. Revistas Stádium Nº 177 y Nº 178. ,Ed. Stádium, Bs. As., 2001.


1. Deporte Competitivo:

Su práctica se genera y ocurre habitualmente fuera de la escuela. Está ligado a estructuras firmemente establecidas, difícil de ser modificadas y responde a conceptos de rendimiento, resultado, producto, competitividad, eficiencia y eficacia.

“La competitividad en el deporte contemporáneo es como una glándula endocrina que se ha hiperfuncionado en un organismo determinado. Se ha hecho embriaguez necesaria, y, con su incremento sensacionalista, ebriedad permanente. La competitividad progresiva es insaciable. Es menester consumir triunfos, récords, campeones.” (CAGIGAL, 1979: 28).
“Es muy frecuente observar en las luchas puramente instintivas de deportistas sin dirección educativa real, los resentimientos de las derrotas y los orgullos desmedidos por las victorias, sentimientos que son tanto más destructores de la moral cuanto que, partiendo de los campeones individuales, llegan al alma de la multitud que crea y endiosa “héroes” inferiores, que aplaude hoy y olvida mañana, una vez que desaparecieron las cualidades puramente físicas que les dieron origen.” (ROMERO BREST, 1938: 102).

Este modelo es representante directo de una cultura burguesa, aristocrática y “meritocrática”, que determina quiénes podrán llegar al mismo. Esta forma social de deporte resalta algunos valores que son generalmente impuestos como modelos a alcanzar, los que, paradójicamente, resultan inalcanzables.
Esta imposibilidad de acceder de manera generalizada a este modelo, determina que existan deportistas de primera, segunda y tercera “clase”, en una gran similitud con la denominación de países del Primer o Tercer Mundo, según sea su grado de desarrollo. En el marco de esta globalización, cabe destacar que los países del Primer Mundo tienen más deportistas de primera clase que los restantes.
Que este Deporte se haya popularizado no quiere decir que se haya democratizado, o que esté al alcance de todos para poder practicarlo; ello no ocurre, en algunos casos por la pertenencia a una determinada clase social y en otros por el sacrificio y renunciamientos personales que supone. Los estudios nos demuestran que hoy la práctica del Deporte Competitivo es absolutamente minoritaria en la sociedad; a partir de dichos estudios las cifras nos demuestran que son más los jóvenes que los adultos que lo practican, más hombres que mujeres y más estudiantes o personas escolarizadas que no escolarizadas.
Paradójicamente, en cualquier sistema social o político, esta forma de Deporte recibe los mayores recursos económicos, tanto del Estado como del sistema económico-financiero privado. Esta modalidad resalta los valores sociales vigentes e implantados por los modelos económicos. Resulta marcadamente reproductor del mismo orden social, excesivamente cerrado y exclusivo o expulsor de aquellos que no reúnen los requisitos para permanecer en él.

En el Deporte Competitivo se verifican un sistema de creencias y, hasta incluso, un cuerpo de conductas rituales y aceptadas. Algunos deportes tienen una marcada fuerza conservadora que tiende a que se los practique, generalmente, en cierta clase social. Es también una fuerza que reúne a los hombres para un propósito común y les da un sistema común de valores y actitudes. Con ello acentúan la continuidad respecto de orden social existente.
Desde este punto de vista y adoptando ciertas metodologías para la enseñanza de los deportes y su posterior práctica competitiva, el objetivo es una forma de vida ordenada, un sistema de derechos y deberes, y patrones de autoridad que trata de preservar, asegurando un modo de entender al Deporte (con predominio en alguno de sus “para qué “ y no en el “qué”).


2. Deporte recreativo:

Surge, en nuestro tiempo, como necesidad de manifestar alguna oposición y alternativa al Deporte Competitivo. El planteo busca revertir el carácter selectivo anteriormente expuesto, e intenta destacar el carácter social de la práctica deportiva.
De alguna manera resulta una manifestación contra las formas de exclusión y discriminación en la institución Deporte. Aparece como movimiento tendiente a democratizar a ésta a través de la popularización y generalización de las prácticas. El interés central radica en no someter al practicante a sistemas rígidos, sino en permitir a las personas “jugar corporalmente”, dentro de condiciones favorables que les permitan el desarrollo de su autoestima, y el desenvolvimiento social en un ambiente de camaradería, amistad y cooperación, con ausencia de toda exaltación de diferencias sociales.
El deporte recreativo propone un modelo abierto de participación, lo que beneficia la inclusión, promueve la igualdad de posibilidades, y no está sujeto a predeterminaciones basadas en el rendimiento. Tiende a promover un modelo de autogestión y las decisiones pueden ser tomadas en el seno de las organizaciones o en el transcurso de las prácticas por simple consenso.
Tampoco anima a esta forma de deporte una intención de transmitir estereotipos culturales a través de la enseñanza, sino que cada uno puede expresarse con las técnicas, habilidades y destrezas corporales que posea, transfiriéndolas, muchas veces, de otras prácticas. Esto permite que las reglas de los deportes puedan ser modificadas o adaptadas total o parcialmente, atendiendo a servir a los intereses de los participantes. Esta forma deportiva se manifiesta en modelos de organización de las prácticas, diferentes de las del deporte competitivo. Al torneo-campeonato, se propone como alternativa, el encuentro.
Lo anteriormente expuesto permite en gran medida socializar al deporte y su práctica; su ideología se acerca a una línea contestataria al modelo conservador. En ello se expone y está en peligro dado que, como ocurre con el Deporte Educativo, los sistemas sociales vigentes hacen denodados esfuerzos por hacer de estas propuestas transformadoras un nuevo instrumento al servicio de estructuras de poder, sea político o económico.
Así vemos cómo aparece hoy el deporte recreativo, siguiendo el estilo del “Deporte para Todos”, como propuesta ligada a eventos turísticos, comerciales y empresariales (vendiendo siempre un producto), con lo cual se desnaturaliza. Esto también puede ocurrir, dado que muchas veces no mantiene su ideología original y se acerca peligrosamente a formar parte del deporte competitivo según modos disfrazados de participación, que desvirtúan el carácter abierto y no formal de aquel.
Las estadísticas nos muestran que los programas de desarrollo del deporte recreativo permiten ampliar la participación social, con bajos costos, a través de la autogestión y la participación de los propios actores en la Administración y Dirección de sus propios proyectos. Las edades de mayor preferencia hacia esta forma de deporte se encuentran entre los 30 y los 60 años, apareciendo en algunos países de Europa (Francia, España), una marcada y mayoritaria inclinación de los jóvenes (70%) hacia este modelo, en contra del acceso al deporte competitivo, del cual prefieren ser asistentes a los espectáculos que genera.


3. Deporte educativo:

Antes de abordar en forma directa este modelo, creemos que merece un análisis especial la organización escuela –con su crisis– en relación a la institución deporte, dadas las características de la sociedad actual.
La sociedad delega en la escuela la función prioritaria de la formación democrática pero, contrariamente, no opera críticamente desde otras organizaciones frente a la desigualdad y no prepara al individuo para el cambio al que se dice apuntar. En este sentido la escuela, que a veces parecería estar demasiado sola para llevar a cabo con éxito su función, no sólo debe analizar la sociedad en que se desarrolla, sino que debe contribuir a proyectar la sociedad que desea. En relación a ello resulta afectada la implementación de la Educación Física y el Deporte como medio educativo; es así que cabe preguntarnos si el Deporte que se realiza en la institución escolar apunta a la transmisión de la cultura y al desarrollo de capacidades, o sea, si prioriza lo educativo (con lo que podríamos decir que es deporte de la escuela) o prioriza la competitividad a ultranza, la comparación de marcas, el campeonismo, los resultados sin importar los procesos y cómo o dónde fueron llevados a cabo, la cantidad de participantes en distintos eventos (resaltada siempre en informes finales de alto contenido político) sobre la calidad de las prácticas que los llevaron a participar, en definitiva el elitismo y la discriminación (con lo que podríamos decir que se trata del deporte en la escuela, con códigos ajenos a ella). En este último caso, “una vez más la Educación Física asume los códigos de otra institución (...), lo que indica su subordinación a los códigos/sentidos de la institución deportiva.” (Bracht, 1996: 23).
“Se ha llegado al término de un proceso educativo mediante el cual se han obtenido abundantes logros cuantitativos a expensas de menoscabar la eficiencia, la calidad y la equidad. Pasar de este sistema a otro que privilegie la calidad y su efectiva difusión a todos los niveles del conocimiento y, entre ellos la economía, constituye la gran tarea de América Latina para el próximo decenio.” 4
La calidad que debemos buscar como resultado del desarrollo de la Educación Física escolar –y por ende del deporte de la escuela– debe entenderse como la posibilidad de proporcionar a los alumnos el dominio de códigos culturales básicos, como también el incremento de capacidades para la participación democrática y ciudadana, y el desarrollo de valores acordes con una sociedad que desea una vida integralmente sana para todos sus habitantes. Nuestra disciplina bien puede guiar a los alumnos a participar plenamente en pos de una mejora de las condiciones de vida y a tomar decisiones de importancia.
“La falta de calidad, la calidad insuficiente, es un problema social. Su práctica cotidiana genera un consumidor (...), es decir un ciudadano, o suspicaz o sumiso. La falta de calidad engendra la falta de calidad. Contiene un potencial subversivo, de verdadera disolución social, puesto que propicia el cinismo y la frustración colectiva, la simulación de todos contra todos,” (GRANADO CHAPA, 1992).
Esta carencia requiere por otra parte, la convicción de que cada uno de nosotros puede ser protagonista de cambios o transformaciones del sistema social en la medida que seamos capaces de iniciar y participar activamente en un proceso dinámico, sostenido y sistemático.
De cada centro educativo se espera la capacidad crítica y reflexiva para elegir adecuadamente qué es lo que más le conviene a partir del reconocimiento de la situación en la que se encuentra. La autonomía demanda la necesidad de replantear cuáles son aquellos niveles de decisión y de responsabilidad específicos de cada organización (la escuela) y cuáles dependen de áreas centrales. Implica la idea de conjunto, de producto de actores involucrados por intereses y necesidades compartidas que los une y los compromete en acciones que no pueden ser aisladas, sino que deben responder a objetivos consensuados y tareas pertinentes a las metas que se persiguen.
Pero la tarea no es fácil, si consideramos algunos condicionantes del medio. Está ampliamente documentada la forma como, en términos generales, los recursos educativos se distribuyen en función de la riqueza o pobreza existente, y cómo los sistemas educativos no sólo reflejan, sino que refuerzan las diferencias entre los sectores y estratos sociales; lo que sucede es que la educación es un hecho social que tiene, como tal, las influencias propias de todos los déficits de la estructura social. Lo que también es cierto es que la escuela no es la única responsable. Podríamos decir, dado un conjunto de limitaciones de carácter orgánico y estructural, que la escuela difícilmente podrá lograr algo diferente si desde el sistema mismo no se propicia, quedando todos los esfuerzos librados a lo que se pueda realizar moviéndose en lo intersticios curriculares.
Si los criterios de distribución de recursos a las diferentes escuelas del sistema obedecen más a criterios de orden político que a una intencionalidad de justicia e igualdad de oportunidades, poco podrá hacer el sistema educativo para igualar el acceso de sus egresados a los beneficios del desarrollo social. ¿Cómo puede contribuir la Educación Física a una mejor calidad en educación?..., ¿puede hacerlo desde el “deporte de la escuela”?.
Respondiendo a las anteriores preguntas, creemos que puede hacerlo, que es factible ayudar a mejorar la calidad de la educación. Ello supone accionar inteligentemente a partir de los currículum flexibles y la autonomía parcial que dan en el marco del P.E.I., para elaborar el Proyecto Curricular Institucional. Sin esperar a que aparezcan grandes cambios estructurales, una nueva concepción de iniciación deportiva, una defensa del “qué” del Deporte y de los “para qué” centrados en la formación de ciudadanos críticos y con iniciativa propia, apuntará a una mejora cualitativa que no podrá lograrse únicamente con una contribución parcial desde esta disciplina, sino con una acción similar desde todas las disciplinas curriculares; pero quede claro que la Educación Física y el Deporte como medio educativo no pueden excluirse ni autoexcluirse.
Los aportes que se puedan realizar en procura de un cambio de las estructuras sociales quizás no puedan provocar dicho cambio, pero sí creemos que provocarán una atenuación de los efectos de una sociedad capitalista que descuida la condición humana. Se trata de no admitir el olvido de aspectos esenciales del hombre como su libertad, su capacidad de decisión, su necesidad de desempeño cooperativo, etc. Todo ello se puede propiciar desde ciertas manifestaciones deportivas, sobre todo aquellas conocidas como “deportes abiertos y colectivos”. Se hará necesario para concretar esta idea, que se ponga especial énfasis en el “cómo”, o sea en los aspectos metodológicos para la enseñanza y para la organización de las prácticas deportivas.
Si se actúa metodológicamente en forma precisa, logros tales como el desarrollo del “pensamiento táctico” , la aplicación de la técnica en función táctica (casi sinónimo de habilidad motriz) y el accionar cooperativo en el juego, reflejarán la personalidad de un alumno crítico, solidario y capaz de decidir autónomamente; componentes absolutamente imprescindibles para llegar a ser el ciudadano libre y responsable a que se aspira.

“Lo educativo de un deporte no puede estar fundado en base a una determinada ideología, sino hacerlo a través de unos fundamentos filosóficos que contengan como referencia los valores humanos de autonomía y libertad. A partir de ellos se debe construir un sistema capaz de superar cualquier marco ideológico coyuntural.” (SEIRUL lo VARGAS, en BLAZQUEZ SÁNCHEZ, 1995: 62).
“El efecto de la actividad deportiva sobre el ser humano es la contribución decisiva y constituyente para una personalidad multifacética.” (MEINEL y SCHNABEL, 1988: 47).
Un deporte es educativo cuando permite el desarrollo de aptitudes psico-socio-motrices del sujeto; cuando en sus práctica se procura la afectación total de la conducta de quien lo juega, o sea, cuando se supera el nivel de la eficiencia física, para alcanzar la inteligencia motriz, la fruición, la asunción personal del movimiento y la integración social. Dicho de otra manera, podemos asociarnos al pensamiento de Le Boulch (1991), cuando expresa que desde el punto de vista del rendimiento el deporte no constituye un fin en sí mismo, sino la posibilidad de ejercitar, mediante un mayor auconocimiento, la propia eficacia en el entorno a través del dominio de la propia motricidad.
El Deporte como medio educativo, en cuanto se considera deporte-práctica, presenta “como funciones derivadas o secundarias , o en cuanto “roles”, valores, aplicaciones, consecuencias: (...) autoexpresión, autocontrol, juego limpio, perseverancia, entrega, expresión estética, equilibrio (recuperación), política y liberación (emancipación)” (CAGIGAL, 1975: 67). Ello contribuye a atenuar los efectos del consumismo, del hedonismo, de la permisividad y competitividad tan propias de la sociedad actual y del hombre sólo preocupado por vivir el presente.
Para un enfoque de corte funcionalista, la enseñanza de los deportes en la escuela se daría, en cuanto a las reglas, procurando un respeto incondicional y no reflexivo de las mismas, lo que lleva al acomodamiento, forjando un conformista feliz y eficiente; aprender las reglas significa reconocer y aceptar reglas prefijadas. Por otro lado, la enseñanza de la técnica en los deportes de situación, aparece con fines en sí misma, llevando al tecnicismo, toda vez que se enseñan respuestas motoras de un modo repetitivo, sin identificar siquiera el problema que les dan origen. Un cambio metodológico, podría significar, con relación a las reglas, la posibilidad de vivir situaciones en que se las necesite, experimentar la necesidad de construirlas y aplicarlas, a partir de lo cual se las respetará; y en relación a la técnica el aprender una determinada destreza como respuesta , con técnica apropiada, pero como unidad con el problema que la genera, en distintas situaciones, con libertad para decidir cuándo responder, brindará la posibilidad de dar dicha respuesta inteligentemente y no en forma estereotipada.
Una vez más queda asentado que la posibilidad de “arremeter” contra las estructuras sociales que oprimen, consiste en buscar en este caso, en la estructura misma de los deportes, aquellos elementos susceptibles de ser abordados de un modo distinto desde lo metodológico, con el objetivo de promover la libertad del hombre como fin último.


4. CEPALD – UNESCO. Educación y conocimiento: eje de la transformación productiva con equidad. Santiago de Chile, 1992.

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IV. El Deporte y los Deportes


Cuando hablamos del Deporte, nos referimos genéricamente a una producción cultural del hombre, la cual ya hemos caracterizado anteriormente en su Qué o en su esencia. Se trata de una forma de sistematización del movimiento humano –como formas de moverse socialmente validadas– considerando parámetros generales y aspectos estructurales siempre presentes: En términos de “constantes”, los elementos de juego, el entorno, las metas, las reglas, los jugadores, las situaciones y el tiempo. Y, en términos de “funciones”, el compromiso conductal, los roles y sub-roles y las acciones que se llevan a cabo. Todo esto, podemos decir, en más o en menos y de distintas forma, siempre esta presente en el deporte; son componentes estructurales del mismo. Hasta aquí nos hemos referido genéricamente al Deporte.
De aquí en más nos referiremos a los Deportes, o sea, a las distintas manifestaciones o prácticas que se generan en tanto las “constantes” y las “funciones” se dan o aparecen de diferente forma. Veamos a modo de ejemplo: Las reglas o el Reglamento es una constante, o sea que siempre es parte del Deporte, cualquiera sea su forma de práctica. No obstante hemos de admitir que las reglas no siempre son las mismas (o que el Reglamento no siempre contiene las mismas reglas) y que ello condiciona fuertemente a las otras constantes; hecho éste que da paso a distintas prácticas deportivas o Deportes, ... llámense éstos Básquetbol, Fútbol, Handball, Voleibol, etc.
En el ejemplo dado, “Tal y como dice Arnold, (1991 a), el conocimiento práctico en un sentido fuerte exige la comprensión de los procedimientos implicados en un juego deportivo, “conforme a unas reglas y una descripción del modo en que se hace” (p.38), es decir, exige comprender la naturaleza de ese juego.”
“La naturaleza de los juegos deportivos viene determinada por las reglas del juego, es decir, las reglas marcan los cauces por los que se desarrolla el juego o los aspectos estructurales que darán lugar a su naturaleza. Las reglas del juego conforman los problemas que deben superarse, esto es, los problemas motrices que deben resolverse en el transcurso del juego. Además, para solucionar estos problemas, se necesita gran cantidad de decisiones y juicios que deben tomar los participantes dentro del contexto de juego en el que aparecen. El alumno no puede limitarse a preguntar cómo debe hacer un gesto técnico, sino también qué gesto y cuándo hacerlo, revelándose así la toma de decisiones y juicios como elementos fundamentales en el devenir del juego. La incertidumbre del contexto nos exigirá dar unas respuestas flexibles fruto de la adaptación y la improvisación que marque el juego. En realidad, el contexto del juego es el que presenta los problemas a los jugadores y es el medio en el que adquieren completo significado. De esta forma, podríamos concluir que los juegos deportivos poseen una naturaleza problemática y contextual donde se revelan como elementos importantes la toma de decisiones y juicios.” (Devís Devís, 1996: )
Como se verá, estas prácticas o manifestaciones deportivas o Deportes, se constituyen –a su vez– en nuevos productos culturales. Al igual que el Deporte (genéricamente hablando, como concepto globalizador e integrador), poseen gran legitimación y penetración social. Cierto es, por otra parte, que los distintos Deportes no gozan todos por igual de la misma legitimación, reconocimiento o adhesión popular; unos más que otros, logran la predilección de los habitantes de ciertos países, regiones o estamentos sociales, teniendo esto raíces en aspectos históricos y culturales que, en definitiva, hacen a la popularidad de estas prácticas.
Más allá del análisis sociológico que podría realizarse sobre la última cuestión, es válidos destacar (en función de los intereses que nos convocan en este Curso) que nos interesa de sobremanera indagar en las estructuras funcionales o lógica interna de los Deportes.



V. Estructura Funcional de los Deportes


Esta cuestión o la lógica interna de los Deportes, siguiendo el pensamiento de Parlebás (1981), presenta dos grandes agrupaciones, que se basan en el tipo de interacción o relación que se da entre los participantes y entre éstos y el medio físico en que la actividad tiene lugar. De este modo se establecen dos grandes grupos: los deportes psicomotrices y los deportes sociomotrices.

La característica más significativa de los deportes PSICOMOTRICES es que el individuo que actúa lo hace en solitario y, en consecuencia, no se produce ningún tipo de interacción o comunicación con otros participantes, aunque sí puede existir con el medio. De esta manera en estos deportes una de las cuestiones a analizar, tanto para la iniciación o el entrenamiento, es si desarrollan en un medio estable (como la Gimnasia Artística, la Natación o los lanzamientos de Atletismo) o si, por el contrario, se llevan a cabo en un ambiente o medio inestable (Escalada, Tabla deslizadora a vela, Parapente o Ala Delta).

En cambio, la característica propia de los deportes SOCIOMOTRICES es, en el extremo opuesto a los anteriores, la interacción y comunicación con otros participantes, además de la interacción con el medio. Éstos, a su vez, pueden ser deportes de oposición, de cooperación, de cooperación-oposición y de cooperación-oposición-invasión.
Los deportes de oposición presentan como característica que siempre se desarrollan entre dos individuos que se enfrentan entre sí o distintos individuos que se enfrentan entre sí, simultáneamente, todos contra todos y en forma individual, (...) “lo cual produce constantemente una constante interacción negativa o de oposición entre ellos” (HERNÁNDEZ MORENO, 1995: 291). Ejemplo de ello son: Vela individual, Motocross, Ciclismo de carretera, Judo, Esgrima, Tenis (en Singles), etc.
Los deportes de cooperación tienen como particularidad la presencia de “otro u otros” que –como participantes– tendrán un comportamiento que siempre será de colaboración o interacción positiva, generando sociedades de dos o más integrantes, a veces cambiantes en el marco de la gran sociedad que constituye el equipo; es válido reconocer, en este sentido, que no es lo mismo una interacción simple de uno para con otro y viceversa, que una múltiple, de la que participan varios individuos. Ejemplos de todo ello son el Patinaje Artístico en parejas, la Escalada, el Piragüismo, el Remo, etc.
Vale aclarar aquí que la cooperación no siempre se da de la misma forma, pudiendo ser “sumativa” o “interactiva”; al respecto, se puede ver la cooperación en un juego en que los integrantes del equipo realizan relevos (acción sumativa), a diferencia de otro donde los integrantes del equipo actúan simultáneamente (acción interactiva). En ambos casos aparecen como componentes sociales importantes la “alternancia de roles y/o sub-roles”, la “dependencia mutua” y la “co-gestión”.
Una especie de integración de las dos anteriores tipologías, la constituyen los deportes de cooperación-oposición. Estos presentan como rasgo saliente el hecho de que se da simultáneamente la cooperación y la oposición por parte de un número variable de individuos agrupados por equipos, los que generan interacciones positivas y negativas en forma simultánea, sucesiva o alternada. En estos deportes el pensamiento predictivo y el comportamiento estratégico son predominantes para la puesta en acción o acción práctica.
Se trata de la cooperación en el seno de los distintos equipos que juegan y de la oposición entre equipos. En este marco la “comunicación” (especialmente gestual o no discursiva) y la “contracomunicación” (como intento permanente e instantáneo de descifrar códigos de comunicación ajenos) se constituyen en componentes fundamentales del juego. Estos deportes presentan mayor grado de complejidad en su lógica interna. Ejemplos típicos son el Voleibol y el Tenis (en Dobles), el Ciclismo en carretera por equipos, Navegación a Vela en grandes embarcaciones, etc.
Finalmente, los deportes de cooperación-oposición-invasión, se constituyen en una variante de los anteriores, con el agregado particular de la necesidad de defender un campo, para unos, y la de atacar tratando de invadirlo, para otros; todo ello en el marco de acciones alternadas de ataque y de defensa, determinadas predominantemente por la posesión de la pelota. Cobra gran significación, a nivel individual, la línea táctica “delante-detrás” y a nivel colectivo el ganar espacios entre las últimas líneas de defensa y la fortaleza que se defiende (arco, aro o suelo posterior a una línea) que es, constantemente, la meta para el equipo contrario. Obviamente, el concepto de invasión también puede ser interpretado como la posibilidad de poblar y dominar, por parte de un equipo, no solamente su propio campo, sino también el campo contrario, todo lo cual posibilitará el ataque constante a la meta y, como probable resultado, las sucesivas conversiones y puntuaciones. Los deportes de este tipo superan a los anteriores en cuanto al grado de complejidad, en lo que a lógica interna se refiere. Ejemplos clásicos son el Rugby, el Básquetbol, el Fútbol, el Handball, etc.

Con respecto a lo anteriormente expuesto sobre la lógica interna de los Deportes, cabe realizar dos consideraciones más: Una se refiere a la “incertidumbre”, presente siempre –en más o en menos– en toda práctica deportiva. La otra se refiere a la estructura “abierta” o “cerrada” de los deportes, referido esto a lo predecible que pueden llegar a ser las diversas situaciones y las acciones a llevar a cabo durante su práctica.
Analicemos finalmente estas cuestiones en el marco de las posibilidades y limitaciones de este Curso y, consecuentemente, de lo expuesto en el mismo.

La incertidumbre está constituida por la duda, la ignorancia y la presunción de lo que puede llegar a suceder en un ambiente determinado, en el marco de una interacción acíclica entre los distintos actores y el contexto. La incertidumbre es factible de atenuar en la medida que se perciben ciertas situaciones que, reiteradamente, se constituyen en problemas a resolver; para éstos se dispone, luego de cierto tiempo de experiencia y aprendizaje, de algunas respuestas o soluciones válidas. En otros casos, es factible de desaparecer, cuando algo se da más o menos rutinaria y cíclicamente en cierto contexto o situación; es decir, siempre aparece el mismo problema correspondiéndole, probadamente, una forma de resolución.
Para lo que nos interesa, encontramos una posibilidad de análisis justamente en la línea que va de “incertidumbre casi total” en un extremo, pasando por la “incertidumbre atenuada” en las instancias medias, hasta llegar a la “casi desaparición de la incertidumbre”, en el otro extremo.
Con respecto a los Deportes y el microambiente en que se practican, puede ocurrir que el juego esté –para el/los protagonista/s– cargado de mucha, mediana o poca incertidumbre. Todo dependerá de la estructura funcional del deporte en cuestión. Para abordar el estudio del caso, es necesario ubicar las fuentes de producción de incertidumbre, pudiendo ser las siguientes: las Instalaciones, los Adversarios y los Compañeros. Aceptando la relatividad de la identificación, dado que no es posible hablar de total incertidumbre o ausencia total de la misma, veamos algunos ejemplos:
 La Escalada presenta alto nivel de incertidumbre en las instalaciones, mediano a alto nivel en los compañeros, mientras que aquella no se presenta en los adversarios (si los hubiere).
 El Patinaje Artístico por parejas presenta mediana incertidumbre en el compañero, pero no aparece la misma en las instalaciones (muy estables) y en los adversarios (los cuales no compiten simultáneamente).
 El Ciclismo de carretera presenta mediano a alto nivel de incertidumbre en las instalaciones, alto nivel en los adversarios y mediano nivel en los compañeros.
 El Motocross presenta alto nivel de incertidumbre en las instalaciones, en los eventuales compañeros y en los adversarios.
 El Tenis (en Dobles) no presenta incertidumbre en las instalaciones, pero sí alto nivel de aquella en los adversarios y mediano a alto nivel en el compañero.
 El Básquetbol no presenta incertidumbre en las instalaciones, aunque sí presenta mediano nivel de aquella en los compañeros y alto nivel en los adversarios.
 El Fútbol, ídem anterior.
 El Rugby, ídem anterior.
 El Esquí Alpino (individual), presenta alto nivel de incertidumbre en las instalaciones, mientras que no presenta incertidumbre en los adversarios y en los ocasionales compañeros.
 La Gimnasia Artística no presenta incertidumbre en la instalaciones, tampoco en los compañero y en los adversarios.
 Los Lanzamientos de Atletismo, ídem anterior.


La otra consideración deseable de realizar, es la referida a la estructura “abierta” o “cerrada” de los Deportes. Este análisis guarda directa relación con los puntos anteriormente tratados, o sea, la configuración psicomotriz o sociomotriz y la incertidumbre.
Los deportes abiertos o de situación, son los que presentan mayor grado de incertidumbre y, al mismo tiempo, preponderancia sociomotriz. Antes de y durante su práctica, se hace muy difícil predecir o imposible precisar las. situaciones de juego que pueden llegar a darse o las acciones que llevarán a cabo los participantes. En éstos no se repiten con determinada frecuencia ciertas situaciones; consecuentemente son acíclicos. A los jugadores se les asignan roles y funciones de antemano, entendiéndose que desempeñarán ciertos sub-roles pero sin la certeza de cuándo intervendrán, cómo, dónde (o en qué lugar del campo de juego), cuántas veces, con o frente a quien, etc.; ... sólo existe la presunción y el cálculo aproximado. Este tipo de deportes requiere de los jugadores gran capacidad de adaptación a situaciones cambiantes o que se modifican continuamente, a menudo en tiempos brevísimos. Priorizan el pensamiento táctico sobre el desempeño técnico y, de igual modo, la habilidad sobre la destreza. En términos de capacidades requieren grandes aportes de la percepción, la memoria a largo plazo y el razonamiento para tomar decisiones, también en muy cortos lapsos de tiempo, es decir, casi instantáneamente.
En cambio los deportes cerrados presentan muy poca incertidumbre; podría decirse que casi únicamente la que se deriva del propio accionar del jugador o intrínseca a él mismo y su desempeño motriz, además de los casos excepcionales de accidentes o roturas en las instalaciones, etc. Su configuración es preponderantemente psicomotriz. Antes de y durante su práctica es posible vaticinar situaciones de juego que pueden llegar a darse o las acciones que llevarán a cabo los participantes y con qué periodicidad se darán; consecuentemente son cíclicos. Los participantes tienen asignados roles y funciones de antemano, con menor o poca variedad de sub-roles; con gran certeza de cuándo, cómo y dónde intervendrán. Estos deportes requieren de los competidores gran concentración “repasando mentalmente lo que vendrá”, dado que las situaciones que se generan son predecibles y muy poco cambiantes. En su práctica se prioriza el desempeño técnico sobre el pensamiento táctico y, de igual modo, la destreza sobre la habilidad (con gran perfeccionamiento de la primera).



VI. A Modo de Cierre o Síntesis Final

Finalizando ya estas reflexiones, solo resta señalar que resulta casi impensable que los distintos profesionales que actúan en apoyo, gestión y conducción del deporte no adviertan ...
a) Que están frente a un producto cultural que tiene variadas formas de presentación,
b) Que –por su naturaleza– se constituye en una reconocida y valorada práctica social,
c) Y que –para poder ubicarse desempeñando cabalmente el rol que les corresponde– deben necesariamente ahondar en el Qué del Deporte y en los Para Qué de su práctica.

Al mismo tiempo, si aceptamos que los distintos Deportes están configurados por una serie de saberes generales y específicos que les permiten mantener lazos de pertenencia a una tipología, a la vez que diferenciarse unos de otros, mal podremos trabajar en ellos sin analizar dichos saberes. Es así que para enseñar, entrenar o realizar cualquier otra tarea profesional de apoyo será indispensable profundizar en la estructura funcional o lógica interna del deporte que nos convoca. Es casi imposible ayudar al jugador sin previo conocimiento de lo que le demanda la práctica del deporte elegido.
Se trata entonces de enseñar o entrenar para situaciones de preponderante naturaleza psicomotriz o sociomotriz; para lo individual y lo colectivo; para la oposición, la cooperación o la cooperación-oposición; para la invasión o la cooperación-oposición-invasión; para la poca o mucha incertidumbre; para lo cíclico o acíclico; para lo factible de predecir o lo difícil de predecir... Pero, más allá de todo esto, enseñar o entrenar según un enfoque basado en la complejidad, aceptando que muchas de los aspectos nombrados hacen a una misma estructura y a la lógica interna de un deporte, a partir de un magnífico entrecruzamiento e integración.





Bibliografía

 BAYER, C. La enseñanza de los Juegos Deportivos Colectivos. Ed. Hispana-Europea. Barcelona, 1987.

 BLAZQUEZ, D. Iniciación a los deportes en equipo. Ed. Martínez Roca. Madrid, 1988.

 BLAZQUEZ SÁNCHEZ, D. y otros. La Iniciación Deportiva y el Deporte Escolar. INDE Publicaciones. Barcelona, 1995.

 BRACHT, V. Educación Física y Aprendizaje Social. Ed. Vélez Sarsfield. Córdoba, 1996.

 CAGIGAL, J. M. Cultura intelectual y cultura física. Ed. Kapelusz. Buenos Aires, 1979.

 DEVÍS DEVÍS, J. Educación Física, Deporte y Currículum. Ed. Visor. Madrid, 1996.

 GARCÍA, A. Teoría de la Ed. Física. Fascículo Nº1: Identidad de la Disciplina. Ed. A. García. Córdoba, 1991.

 GARCÍA, A. Aprendizaje y Enseñanza en la Educación Física. Ed. I.P.E.F. Córdoba, 2001.

 GARCIA A. Y PECILE H. El Deporte: ¿Reproductor o transformador del sistema social? Revista Stádium Nº 177 y Nº 178. Ed. Stádium. Buenos Aires, 2001.

 GRECCO, P. Consideraciones psicopedagógicas del entrenamiento táctico. Artículo revista Stádium. Ed. Stádium, Bs.As.
 GRECCO, P. La formación de jugadores inteligentes. Artículo revista Stádium Nº 119. Ed. Stádium, BS. As.
 HERNÁNDEZ MORENO, J. Apuntes de Praxiología Motriz. Curso. I.E.F. “Jorge Coll”. Mendoza, 1999.
 HERNÁNDEZ MORENO, J. Análisis de las estructuras del juego deportivo. Ed. Inde. Barcelona, 1996.
 HERNÁNDEZ MORENO, J. La iniciación a los deportes desde su estructura y dinámica. Ed. Inde. Barcelona, 2000.
 MALHO, F. El acto táctico en el juego. Ed. Vigot. La Habana, 1969.
 PARLEBAS, P. La actividad lúdica en el desarrollo psicomotríz y social en los niños (la dinámica sociomotriz en los juegos colectivos en los niños, pág. 101). 1995.
 RUIZ PÉREZ, L. M. Deporte y Aprendizaje. Procesos de adquisición y desarrollo de habilidades. Ed. Visor. Madrid, 1994.
 SAMPEDRO, Javier. Fundamentos de la Táctica Deportiva. Ed. Gymnos. Madrid, 1999.
 WICKSTROM, R. Patrones Motores Básicos. Ed. Alianza Deporte. 1983.

sábado, 14 de agosto de 2010

Iniciación Deportiva (II): Aproximaciones al proceso. Principios básicos.


Sugerencias para lograr una mejor comprensión de esta Entrada:

  • Abórdese en primera instancia el contenido de los 13 cuadros temáticos. Los mismos guardan estrecha vinculación entre sí, remitiéndose al tema central, "Principios Básicos a tener en cuenta en la Iniciación Deportiva" (esto sin dejar de lado los conceptos de libertad de elección, iniciación, acervo motor, etc.)

  • En segunda instancia se sugiere la lectura de tres Resúmenes de disertaciones y ponencias en congresos, cuyo contenido presenta relaciones.

  • Y, en tercera y última instancia, se solicita al lector que trate de establecer un correlato entre los conjuntos de gráficos y textos, o de ciertos gráficos y textos entre sí, o de ciertos gráficos y ciertos párrafos de texto entre sí.

1. Conjunto de gráficos temáticos. Evento de origen:

III CONGRESO NACIONAL “EL NIÑO Y EL DEPORTE”
Dirección Provincial de Deportes de la Provincia de Bs. As.
Sociedad Platense de Medicina del Deporte.
La Plata, 9 al l2 de Octubre de l987.

Temas:
“El niño y el deporte en la escuela” (Mesa Redonda).
“Principios básicos a tener en cuenta en una adecuada iniciación deportiva” (Taller con la primera presentación del tema).
Disertante-Coordinador invitado: Prof. ANTONIO GARCÍA.



2. Conjunto de textos breves. Eventos de origen:


JORNADAS SOBRE CULTURA DEL MIEDO Y LA VIOLENCIA EN EL HOGAR,
LA ESCUELA Y LA SOCIEDAD
Instituto Superior del Profesorado “Dr. Domingo Cabred”

Fundación CRESINVIO
Córdoba 1, 2 y 3 de octubre de 1998

Principios pedagógicos para la Iniciación deportiva:
Un llamado a la construcción de saberes, a la integración social y a la no violencia.
Conefenciante invitado: Prof. ANTONIO GARCÍA


"El objetivo de esta exposición no es abordar el concepto de violencia, ni las tipologías con que ésta se manifiesta a nivel social.
Creo, más bien, que puede ser de interés analizar las posibilidades de violencia en las prácticas deportivas, particularmente en lo que podríamos denominar “proceso de iniciación deportiva”. En este sentido deberemos realizar un recorte en torno a la problemática que presenta el citado proceso y, de esta manera, circunscribirnos al niño que se aproxima al deporte."






"Este abordaje supone una incursión por aspectos antropológicos, éticos, epistemológicos, pedagógicos, psicobiológicos y sociales. Así, no podrán dejar de analizarse las prácticas deportivas infantiles en relación a la naturaleza del niño, al deporte como bien cultural, al aprendizaje y a los modos sutiles con que se puede ejercer violencia –consciente o inconscientemente– por parte del adulto que propone al niño dichas prácticas."





"Desde un posicionamiento ideológico crítico, en que se intente analizar la sociedad actual en su perfil postmoderno, el fenómeno de la globalización y su incidencia en distintos aspectos de la cultura y de la educación, los profesionales involucrados debemos manifestarnos al respecto. Quienes nos desempeñamos en el campo de la hoy llamada cultura de lo corporal (Profesores de Educación Física, Entrenadores Deportivos, etc.) no podremos dejar de observar minuciosamente al deporte en su “qué” y en sus “para qué”, en su enorme penetración social, sea cual sea el ámbito comunitario en que se inserte y los intereses que promuevan su difusión."





"A partir de esta perspectiva, con el fin de prevenir o de asistir en el caso de maltrato infantil en la iniciación deportiva, es que estimo válido poner a consideración de los asistentes a estas Jornadas algunas reflexiones sobre la realidad (en un análisis de lo cotidiano), advirtiendo que este maltrato a veces se da en presencia o con el consentimiento de los padres, que creen que no es tal. A la vez, creo que la oportunidad es propicia para proponer nuevamente un conjunto de principios básicos que, según mi opinión, deberían tenerse en cuenta en distintas situaciones o lugares, en función de lo educativo, lo recreativo o lo competitivo-federativo. La finalidad de mi ponencia es dejar claramente esbozado que al hablar de "aprendizaje del y a través del deporte" deberían considerarse una serie de aspectos y de cuidados comunes a los distintos ámbitos donde el niño realiza su práctica. Dichos cuidados, de ser reconocidos necesarios, propongo sean aceptados en términos de acuerdos o principios pedagógicos básicos, los cuales fomentarán la consideración de aspectos inherentes al aprendizaje y la enseñanza, comunes a los distintos ámbitos de la práctica deportiva. Más aún, creo firmemente que disponer de “principios básicos para la iniciación deportiva”, deparará un tratamiento respetuoso de la persona del niño en su intento de “ser deportista”.
Véanse estos principios en los gráficos 7 a 11.





I JORNADAS INTERNACIONALES DE LA CULTURA DE LA PAZ
II JORNADAS NACIONALES DE LA CULTURA DEL MIEDO, LA VIOLENCIA Y EL HÁBITO EN EL HOGAR, LA ESCUELA Y LA SOCIEDAD
Ministerio de Educación – Gobierno de Sante Fe
Universidad Nac. del Litoral
Fundación CRESINVIO

Santa Fe, 17 al 19 de junio de 1999

Los juegos motores en el marco de la iniciación deportiva:
En búsqueda de la construcción de saberes, de la integración social y de la no violencia.

Panelista invitado: Prof. ANTONIO GARCÍA



"Continuando con la temática abordada el año anterior, en oportunidad de organizarse estas mismas jornadas anuales en la ciudad de Córdoba, es mi intención ahora destacar la importancia del juego motor en la iniciación deportiva, señalando sus valores como medio educativo. Se trata de un enfoque por el que se persigue la no imposición de contenidos, la construcción de saberes, la ética de la competencia antes que la supuesta ética del triunfo surgida de la necesidad de ganar, la comunicación, la erradicación de la violencia en el juego y, consecuentemente, la integración social."






"Desde esta perspectiva es conveniente abordar la idea de que el juego motor suele aparecer como medio preponderantemente educativo o preponderantemente recreativo y que, si bien ambas cosas se relacionan, didácticamente es aconsejable dejar en claro que la intencionalidad puede ser una u otra, siendo ello lo que define un proyecto. En tal sentido hay que admitir que en educación se persigue siempre un rédito en términos de aprendizaje y por ende, en este caso, al optar por el juego como medio; ello, de alguna manera, desnaturaliza al hecho recreativo que sólo tiene fines en sí mismo. Dicho de otra forma, no implica que la finalidad educativa, concretada en aprendizajes, se confunda con la recreativa ya que, como decíamos, la primera apunta a cierta producción por parte del sujeto (manifestada en los objetivos o en las expectativas de logro), mientras la segunda no admite productividad o rutina alguna."





"En este sentido procuraremos analizar al deporte como un bien cultural a transmitir, estando en ello comprometidos distintos aspectos sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje que el docente deberá conocer exhaustivamente. Nuestro intento será el de abordar la problemática de “enseñar por el juego un juego deportivo”, caracterizado éste por su alto nivel de complejidad, por la agonística y por la estabilidad de sus reglas; es decir, se trata de la problemática de enseñar el deporte, que no debe perder su esencia como juego y que, si no reflexionamos suficientemente y resignificamos su práctica, puede servir a la reproducción de modelos sociales discriminativos, elitistas, exageradamente competitivos y generadores de violencia (ya de los adultos que enseñan hacia los niños que aprenden, ya de los niños entre sí, ya de los futuros jugadores como miembros comprometidos de un espectáculo). Incluir a esto como parte de una propuesta educativa supone que el juego, desde un punto de vista experiencial, posibilita aprender sobre su propia naturaleza y modo de jugarlo, pero a la vez permite abordar conceptos, procedimientos, actitudes y capacidades que –muchas veces– van más allá de su propia estructura y son de alto valor educativo."




"Finalmente, en esta exposición y, posteriormente en el taller, intentaré aportar con un enfoque sobre juego que pretende superar el tecnicismo sobre cómo jugar, en el que caen muchos docentes, poniendo énfasis en la importancia de jugar para aprender (por ejemplo, para el gran tema que nos convoca será muy relevante, tanto en la Educación Física formal como no formal, “el aprendizaje de actitudes no violentas en el juego”). Al decir aprender, nos referimos preponderantemente a destrezas, habilidades y actitudes que han de ser parte de la disponibilidad psico-socio-motriz del alumno para poder disfrutar de prácticas deportivas que no se basen excluyentemente en paradigmas positivistas, capitalistas y propios de la globalización, que solo monetarizan y mercantilizan el deporte, fomentando sólo el consumismo de campeones, de éxitos basados en ganar de cualquier forma, y en un modelo caracterizado por “los pocos que juegan y los muchos que miran”.




I CONGRESO NACIONAL DE EDUCACIÓN
LA EDUCACIÓN FRENTE A LOS DESAFIOS DEL TERCER MILENIO.
Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba
Escuela Normal Superior “Alejandro Carbó”
Córdoba, 12, 13 y 14 de octubre de 2000


Simposio sobre “Educación por el Movimiento”
El deporte escolar: ¿reproductor o transformador de modelos sociales?
Conferenciante invitado: Prof. ANTONIO GARCÍA


En esta exposición intentaré dar lugar a un enfoque crítico de las distintas prácticas deportivas y la concepción de deporte que las sustentan. Para ello partimos del supuesto que nos presenta a la sociedad como un sistema de relaciones entre individuos o grupos que los lleva a compartir una vida total, oficiando esto como telón de fondo para la aparición de una estructura dinámica compuesta por instituciones interdependientes e interactuantes; en este sentido, la cantidad y calidad de estas relaciones, los procesos y los productos que se generan (en términos de cultura) distinguen a una sociedad de otra.
Desde el punto de vista en que se acepta a la sociedad como un sistema, hemos de distinguir también la aparición de distintos subsistemas que integran la misma. Dentro de éstos podemos observar a las instituciones, las cuales se comportan como conjuntos de pautas culturales que prescriben determinadas reglas de conducta, normalizan o definen modos de acción o relación social que se consideran relevantes y se interrelacionan en función de algún tipo de actividad humana o gran problema, como podría ser lo inherente a la educación, a la preservación de la salud comunitaria, a la economía, a la seguridad, a la defensa, etc.







En este contexto, es imposible hablar de sociedad sin que emerja con mucha fuerza la palabra cultura, que hace referencia a lo que ha sido capaz de producir el hombre viviendo en sociedad. Tampoco podemos dejar de apreciar, como directamente asociada a ello, a la palabra educación, que sintetiza la intención del hombre social por transmitir su cultura y por desarrollar sus capacidades de manera sistemática (tanto en lo formal o escolarizado, como en lo no formal o no escolarizado). De este modo, intentaremos ir perfilando nuestro tema; nos interesaremos inicialmente en la educación como modificadora o como reproductora de modelos sociales, para luego intentar ver a esto mismo en la Educación Física y, posteriormente en el Deporte, como forma sistematizada de movimiento; este último, en algunos casos, tomado como medio educativo.




Llegado a este punto, se hace imposible no incursionar en la relación Educación Física – Deporte. Al respecto intentaremos fijar claramente nuestra posición: no son la misma cosa pero se relacionan, siendo lo importante analizar sus relaciones, como también el “qué” y los “para qué” del deporte. Resultará evidente, entonces, que tanto la E.F. como el deporte, por ser en sí mismas producciones culturales, pueden utilizarse tanto al servicio de la preservación de un sistema social o al servicio de su transformación. Aparecerá aquí, sin dudas, el hecho de que las prácticas deportivas no son neutras o ingenuas desde la visión que tienen quienes las promueven, ya que éstos siempre parten de un posicionamiento ideológico que, en la mayoría de los casos, legitima las mismas, tanto en el campo de la Educación Física como en el campo del Deporte propiamente dicho. Por otra parte, aceptando que lo que ocurre en el sistema social, en términos de consenso o de conflicto, siempre se refleja en los distintos subsistemas (educativo, económico, de salud, etc.), en el marco de las teorías del conflicto podríamos inferir que las distintas prácticas deportivas, sea cual sea el subsistema social en que aparezcan, responden al objetivo final de quienes las promueven, sean estos los grupos sociales representativos de quienes detentan el poder o aquellos otros que representan a las minorías (u oposición). Los primeros tenderán a que se preserve el sistema social, mientras que los segundos ofrecerán alternativas o reclamarán cambios de fondo que, sin dudas, pondrán en juego la permanencia o continuidad del sistema en vigencia.





Es, en el marco de lo hasta aquí descripto, que es válido proponer un análisis de las prácticas deportivas, sobre todo de las que se dicen educativas tanto en lo formal como en lo no formal. Estamos altamente preocupados por lo que podrían considerarse modelos neoconservadores en el contexto de la postmodernidad, donde el consumismo hace estragos y, consecuentemente, prepondera una cultura “del tener” más que una cultura “del ser”. Si la industrialización tuvo una decisiva influencia en la aparición y desarrollo del deporte, bien cabe que nos preguntemos si hoy el deporte no se ha convertido en una industria, implementándose su práctica en función de alguno de los “para qué” más jerarquizados de acuerdo a la visión social capitalista dominante, olvidándose lo esencial o el “qué” del mismo y generando acciones no centradas en el hombre.





El deporte no puede ser considerado un hecho abstracto que, como estructura conceptual y como práctica, se da fuera de un contexto social. No podemos imaginar al deporte sin ubicarlo en un lugar y un tiempo determinado, en una sociedad y cultura determinada. Desde este punto de vista se pueden relacionar las prácticas deportivas a ciertas organizaciones sociales (escuela, club, parroquia, centro vecinal, etc.) con una clara intencionalidad que, lógicamente, responde a la misión social de cada una de éstas.
La continuidad de las citadas prácticas dentro de una organización social, determina su incorporación a la cultura del grupo social, junto con los valores acreditados a las mismas. De este modo se van institucionalizando a través de la acción de los grupos que las promueven y difunden. Podemos decir así que el deporte y su práctica se socializan, quedando para un análisis posterior los objetivos que persiguen, los cuales, desde el punto de vista social, podrían ser incluyentes o excluyentes.
Las prácticas deportivas pueden tener un carácter ingenuo en quien las realiza, pero no así en quien las promueve. La ideología de la organización o grupos sociales que implementan la oferta deportiva, no siempre está de acuerdo con los principios de igualdad de oportunidades y de equidad, en función de facilitar el acceso de todas las personas al deporte (considerado como bien cultural) surgiendo de este modo una política excluyente y discriminatoria. Para el enfoque que realizamos, dentro del sistema educativo se debería garantizar el acceso de todos los educandos al deporte, ya que se parte de una cuestión básica e ineludible: allí el deporte es un medio educativo en el marco de la Educación Física y la educación es un derecho de todos. Un párrafo especial puede ser válido para la organización escuela en relación a la institución deporte, dadas las características de la sociedad actual. La sociedad delega en la escuela la función prioritaria de la formación democrática pero, paradójicamente, no opera críticamente desde otras organizaciones frente a la desigualdad y no prepara al individuo para el cambio al que se dice apuntar. En relación a ello resulta afectada la inserción de la Educación Física y el Deporte como medio educativo; es así que cabe preguntarnos si el deporte que se realiza en la escuela prioriza lo educativo (deporte de la escuela) o prioriza la competitividad a ultranza, la comparación de marcas, el campeonismo, los resultados sin importar los procesos y cómo o dónde fueron llevados a cabo, la cantidad de participantes en los distintos eventos por sobre la calidad de las prácticas que los llevan a participar. En definitiva, se trata de no fomentar el elitismo y la discriminación en el hecho educativo (deporte en la escuela).
Al respecto propongo este tema para el debate: En la escuela..., ¿el Deporte fomenta la aparición de ciudadanos crítico-reflexivos o alienados?..., ¿con capacidad de decisión y autonomía o dependientes y sumisos?..., ¿responsables y solidarios o especuladores y hedonistas?…, ¿con una disponibilidad motora propia de las necesidades de la vida cotidiana o de las necesidades del campeón?. Difíciles preguntas que requieren comprometidas respuestas, particularmente, en el marco de la intencionalidad atribuida a la acción pedagógica de "Educar por el Movimiento".