martes, 6 de noviembre de 2012

Reflexiones sobre las prácticas deportivas en la niñez



Iniciación Deportiva y Práctica del Deporte Infantil
Aportes ante posibles cambios en el Minibásquet
(Versión preliminar, sujeta a reajustes)

 
Lic. Antonio García
Presentado en Córdoba, el 24 de febrero de 2005
Convención Anual ACOTEBA - Reválida de Licencia ENEBA





Frente al movimiento de reforma de la práctica del Minibásquet que se propone en estos días en la ciudad de Córdoba, creo necesario realizar las siguientes reflexiones:


1) El Minibásquet nació como un juego que genera procesos formativos para futuros jugadores de Básquetbol (o sea que su estructural funcional es similar a la del Básquetbol); es ante todo un juego adaptado a la naturaleza e idiosincrasia de los niños.


2) Cuando se pone en debate la cuestión de la competencia, deberíamos ponernos de acuerdo en los alcances de este término y en concepto que encierra: Si consideramos a la competencia como un elemento constitutivo de la estructura de muchos juegos motores estandarizados y del deporte (junto a otros como el reglamento, la táctica y técnicas propias, etc.; o a distintas constantes, roles, funciones, etc.), debemos admitir a aquella como implícita al juego, pero en un marco regulado. En efecto, la competencia no debe dejarse de lado o ignorarse en el atractivo que presenta para el jugador, como que tiene su origen en la “agonística”, o tendencia natural del ser humano a medirse o evaluar sus aptitudes confrontando con otro, a disputar con otro la posesión de algo, a demostrar en la contienda reglada que se es más fuerte o que se sabe más y, consecuentemente, por ello se gana.


3) En la estructura del deporte o de los juegos deportivos (tal es el caso del Minibásquet), la agonística o competencia tiene un elemento regulador de la misma que es el reglamento con que se juega. Éste, enseñado en forma adecuada y oportuna, no solo controla y regula, sino que genera valores humanos deseables de cultivar en toda sociedad organizada (aceptación de la necesidad de la regla, resignificación de la elaboración de la regla, asunción y compromiso con la aplicación de la regla, etc.). Desde este punto de vista, si nos comprometemos con la enseñanza del reglamento, no debemos temer desbordes o desvíos en la competencia.


4) La competencia en sí no es mala, lo que sí pueden ser malos o impropios son los modos de competir. La competencia regulada y respetuosa de los competidores engendra valores deseables de cultivar; es más, está tan enraizada en las distintas culturas que se hace prácticamente imposible de erradicar (aún en el caso de que estuviéramos seguros que ello fuera lo correcto). De este modo, creo necesario trabajar en pos de encausar la misma, admitiéndola como parte del juego, en el marco de la “concepción restricta” de deporte que se sostiene en los ámbitos federativos .


5) Visto lo anterior, vemos que en el juego de Minibásquet está naturalmente implícita la competencia; es decir se la encuentra en los partidos, en lo encuentros y en los campeonatos en tanto éstos se implementan (más allá de que el concepto de campeonato sea recomendable o no). ¿Cuál es el problema entonces?..., ¿cuáles son los aspectos que deben preocuparnos y cuáles no?: -Que la competencia regulada (por el reglamento de juego) sea un aspecto del partido no debería preocuparnos. -Que la competencia regulada de igual modo se reitere en distintos partidos en el marco de en encuentro, tampoco. -En cambio, debería preocuparnos si la competencia, en términos de modo de organización de un torneo o campeonato, se constituye en un mecanismo de exclusión porque cumple fines únicamente selectivos; porque exalta a los más aptos en detrimento de los menos aptos; porque se constituye en una acción encubierta para simular que se trabaja en las categoría formativas –a partir de una supuesta gran base– cuando en realidad no es así; porque, con relación a lo anterior, se da participación inicial a todos pero luego se verifica preocupación por unos pocos que –siendo aquellos niños presuntamente con más aptitudes– terminan ocultando con su participación en categorías formativas superiores, los déficits organizacionales del sistema; porque se confunde la calidad en el desempeño deportivo infantil con la calidad en el desempeño deportivo del adulto; porque, acorde a ello, se establecen premios y castigos impropios para la niñez, como es la consideración de puntajes para los ascensos o descensos de categorías; etc.


6) Dada la existencia de Reglamentos de Juego y Reglamentos para la Organización de Encuentros y/o Campeonatos, hemos vistos en muchas oportunidades elaboraciones respetuosas del niño y otras que no lo son. Entre éstas últimas evidentemente parecería que los Reglamentos de Organización de eventos son los que, frecuentemente, aparecen como más erróneos, toda vez que establecen un modo de organizar la competencia similar o idéntico al de los adultos, lo cual constituye –desde mi perspectiva– un grave error; ello conduce a nuevas y sutiles forma de “maltrato infantil en la iniciación y práctica deportiva”. La competencia propia del juego, que brinda distintas opciones formativas a partir del ganar y el perder, puede verse desvirtuada en sus valores por un inadecuado modo de organización.


7) Los modos de organización de la competencia deberían garantizar siempre una gran participación de los niños en el juego (gran cantidad de partidos, si se lo ve a estos desde el punto de vista de los organizadores). Al respecto debe pensarse que “jugar mucho implica la posibilidad de aprender más y mejor, a partir de la fijación de todo aquello que está en proceso de ser aprendido”. Si la organización es excluyente para con aquellos que pierden o presentan menor rendimiento (de acuerdo a los parámetros utilizados para los adultos en el ámbito federativo, generalmente centrados en el modelo de la eficiencia o del campeón), sin dudas quedará en el camino una de las ideas centrales de la Iniciación Deportiva: “poner el deporte al alcance de todos, con igualdad de oportunidades y equidad, ya que se trata –en nuestra sociedad– de un producto cultural al que todos tienen derecho”. Si en cualquier etapa de la vida de una persona el hecho de ser excluida de la práctica deportiva resulta criticable, más aún lo es en la niñez, dada la importancia formativa que adquiere dicha práctica y la contención social que puede llegar a brindar. Esta exclusión puede darse no necesariamente por malas intenciones, sino por omisión (no brindar posibilidades desde la organización), no obstante lo cual se constituye en algo no deseado. La organización de la competencia en Minibásquet, debe cuidar este aspecto.


8) Visto todo lo anterior, cabe destacar que en algunas oportunidades se observan intentos sanos por adecuar la competencia y su organización a la naturaleza del niño, pero que no siempre se constituyen en soluciones de fondo, llegando sólo a ser sólo respuestas de forma. Tal es el caso de querer mejorar la situación de juego, atenuando los posibles malos efectos de la competencia, con la decisión de jugar sin tablero y no contabilizar explícitamente los tantos. Con ello no se evita que unos ganen y otros pierdan o que los jugadores no sean concientes de los que ocurre o que los perdedores se vayan tristes; al respecto, desde el entorno son muchos los factores que hacen que el resultado final sea tenido en cuenta..., y no siempre para bien. En general son los padres quienes más presión generan con respecto a los resultados, respondiendo con actitudes “exitistas” en caso de ganar o con actitudes “derrotistas” y “justificadoras” en caso de perder; en ambos casos no siempre exentas de agresividad. Como se podrá apreciar, los niños –a partir de su percepción de lo que ocurre en el juego y por otras vías– adquieren conciencia de su desempeño y del resultado final de un partido. Frente a ello, lo importante es que el Entrenador trabaje distintos contenidos formativos a partir del resultado del juego, tanto si se gana como si se pierde, estando convencidos los jugadores de que prontamente tendrán oportunidades de corregir o de aplicar nuevos conocimientos, dado que la organización de la competencia siempre les garantiza jugar mucho a todos por igual. Sobre este particular, coincido plenamente con la posición del Lic. WALTER GARRONE: la cuestión de la competitividad exacerbada en el Minibásquet no se resuelve quitando el tablero donde se marcan los puntos.


9) Por todo lo expresado, me parece peligroso que en Córdoba se intente adoptar una “reglamentación de juego” que exige a los niños un desempeño igual o muy parecido al de los adultos y una “reglamentación para la organización de la competencia” que, de igual modo, toma mecanismos de las categorías formativas o aún de las superiores para aplicarlos al mini.


10) A modo de síntesis final, algunos aspectos deberían resaltarse sobre el contenido de los puntos ya desarrollados:


a) No deberíamos negar la “agonística” (léase competencia) como aspecto inherente a la estructura funcional de los juegos deportivos, en este caso el Minibásquetbol. Más que pretextos pedagógicos para erradicarla, creo ver argumentos para trabajar distintos valores a partir de la misma.
b) Deberíamos poner mucho empeño en seleccionar formas de organización de eventos (léase encuentros o certámenes de diversa duración) que fomenten la competencia adecuada a la niñez. Ésta habrá de caracterizarse por las abundantes oportunidades de jugar, por la participación según niveles de aprendizaje y por el carácter incluyente y no excluyente de dichas formas.
c) Constituye un grave error transpolar formas de organización de la competencia propias de los adultos y aplicarlas al juego de los niños.
d) El Minibásquet, como juego deportivo infantil con proyección al deporte formal Básquetbol, debería contemplar en su práctica principios básicos que hagan referencia a: el niño como Hombre en evolución y no como adulto en miniatura (concepción antropológica y evolutiva); el desarrollo cualitativo de la motricidad como base del desempeño deportivo (contemplando factores neurofisiológicos, psicológicos y sociales); la concepción de deporte como bien cultural y como práctica social (suficientemente clarificada en los Entrenadores); la resignificación del aprendizaje como proceso y variable que permite la evolución y el perfeccionamiento en el juego (adecuado desempeño según roles y funciones).





SOBRE DEPORTE INFANTIL:  MINIBASQUETBOL


Prof. Miguel Bosio
Córdoba, Febrero de 2005.


¿Todos los niños tienen derecho a la practica deportiva sistemática?
¿Tienen el derecho a practicar su deporte favorito sin diferencia de nivel social ni económico?
¿Quién tiene más derecho, un niño de 11 años o uno de 15?
¿Qué derechos tienen los niños?
  Mejor preguntémonos, ...cuáles estamos dispuestos a respetar?





En estadísticas oficiales se demuestra que nuestros niños practican cada vez menos actividades deportivas competitivas en forma sistemática. Por diversas razones, en todos los deportes, abandonan la práctica deportiva cada vez más pequeños.



Por otro lado también es cierto que en los clubes crece la cantidad de niños pequeños entre 4 y 5 años , con lo que estas instituciones cumplen un rol de contención que en otras épocas cumplían nuestras familias y el barrio.



La crisis que soporta nuestro país, ha afectado a todos los miembros de la sociedad, y por lo tanto, modifico los roles de cada uno de sus integrantes. Padres, hijos, y el propio Estado han cambiado, y exigen otro escenario y otras formas de relacionarse entre normas y valores distintos. Las categorías de familia, escuela y Estado ya no pueden ser pensadas como lo eran antes. Hoy las familias se han reordenado, cada vez es más fácil encontrar familias en donde ambos padres trabajan fuera de sus hogares con lo que necesariamente hay que encontrar espacios en donde dejar nuestros hijos en esos horarios. Es así que los jardines maternales, clubes y jardines privados han prosperado en la cantidad de niños que tienen en sus inscripciones, tomando un papel importante en la educación y formación de los niños que en nuestra infancia no hubiéramos imaginado.



Muchos de nuestros deportistas de 12 o 13 años, ya hacen 6 o 7 años que están dentro del club, con lo cuál si la institución no ha previsto una planificación a lo largo del tiempo pensando en los intereses y necesidades reales del niño, y no solamente del futuro gran deportista, tenemos un niño que llega a los 13 años saturado de las actividades deportivas y competitivas. Por lo cuál llega el abandono de la practica deportiva sistemática a los 13 años, y crece la practica deportiva espontánea con sus pares, fuera del compromiso y la responsabilidad que significa pertenecer a un equipo deportivo.



Profesores a cargo: Debemos cambiar la imagen del profesor como un simple prestador de un servicio, que contiene y cuida a los niños 4 o 6 horas semanales, sin valorar la tarea como educador. Para ello será necesario, rever quienes son los adultos que están a cargo de nuestros niños en su formación deportiva, quienes y desde donde se realizan las planificaciones y programas deportivos. Pensando en los beneficios de quienes se construyen ciertos proyectos deportivos. Si siempre los programas deportivos se plantean desde los beneficios del niño, o de las instituciones o adultos que los dirigen.



Formativo vs Competitivo: No siempre se contraponen lo formativo y lo competitivo, pero sí debemos saber hacia donde queremos ir cuando nombramos estas palabras. Formar para qué?, competir cómo?. Podemos formar desde espíritus democráticos, solidarios, donde la competencia sea vista como un medio de formación, como un estímulo a llegar más allá, y no un fin; o desde el autoritarismo y la competencia entendida como la destrucción del otro, en donde el sentimiento del odio y el menosprecio del rival sea el camino a seguir. La competencia debe ser entendida como la suma del esfuerzo de todos los integrantes del equipo que en cooperación enfrentan un desafío común. En donde la performance individual no debe influir en su derecho a participar en la competencia, todos tienen el mismo derecho de jugar la misma cantidad de tiempo independientemente de su logro deportivo.



Es primordial que nos preguntemos, como dirigentes, padres y profesores, qué personas queremos formar? Respondamos esta pregunta y entenderemos quiénes deberán estar a cargo de la enseñanza deportiva de nuestros hijos. El deporte no es ni malo ni bueno en sí mismo, es la forma que le damos nosotros los adultos lo que creará personas cooperativas, solidarias o egoístas pensando en la competencia deportiva como una batalla en donde el perdedor no tiene lugar .



En nuestra Asociación, en la mitad de los clubes están a cargo de los niños personas que no son profesores de educación física. Adultos o jóvenes que no se han preparado como docentes, ni podrán hacerlo en la mayoría de los casos, puesto que dependen de otros trabajos ya que los sueldos que perciben como profesores siempre son inferiores al de las categorías mayores, ni tienen una seguridad laboral que se los permita.



Deporte: derecho o privilegio : la mayoría de nuestros clubes están recorriendo una crisis económica, en donde casi exclusivamente la cuota deportiva y el apoyo de un grupo de padres reducidos, generan el dinero para que estos niños puedan participar de las actividades deportivas. Entonces que hacemos cuando un niño no puede acceder a la cuota deportiva, o peor aún cuando el padre pudiendo no paga la cuota. Negamos la participación del niño en la actividad. Muchos de los padres que trabajan en las comisiones tienen un sentimiento encontrado, yo estoy trabajando, poniendo dinero y tiempo para que otros que no colaboran ni pagan la cuota tengan gratis la actividad deportiva. En principio debemos tener en claro que no deberíamos juzgar a los chicos por las actitudes de los padres; y plantear hoy el punto de inflexión en una nueva forma de financiamiento de las instituciones deportivas. Hay que encontrar una forma de generar recursos que nos garantice la posibilidad de que todos nuestros niños puedan acceder a la practica deportiva, achicando la brecha de la desigualdad.



Participación real o simbólica: La segunda es una ficción de la participación. Es la que se estimula muchas veces desde las instituciones (Clubes, Asociación, Federación, Asociación de Entrenadores etc.) promoviendo la queja, la presentación de proyectos o la participación en elecciones periódicas, para que todas las decisiones sean tomadas por un grupo reducido de personas manipulando la información. Es una participación que desgasta, produce desconfianza e incredulidad. La participación real se basa en la acción concreta en alguna instancia de toma de decisiones sobre la base de un conocimiento cabal de los temas en cuestión. Generar, frente a decisiones importantes, un proceso, a través de grupos de discusión, con acceso a la información y al conocimiento para poder realizar un debate democrático y participativo. La participación sin información facilita la manipulación, al contrario el conocimiento genera espacios de debate y toma de decisiones apoyados en instancias reflexivas. Las instituciones no pueden funcionar en asambleas permanentes, pero sí sus comisiones deberían estar constituías por representantes de todos sus actores, con un gran compromiso ético y de honestidad intelectual, sin el cuál resultaría ilusorio pensar la construcción de espacios de producción colectiva. Lo que no podemos dejar de tener en cuenta es la "mala leche" de algunos personajes, que por intereses particulares usan estos espacios con fines ajenos al proyecto. Será necesario que el grupo aprenda a neutralizarlos en función de los objetivos en común.



Es muy difícil que nuestras instituciones deportivas puedan comprender esto, e inviertan en los programas deportivos infantiles; cuando nuestras docentes están reclamando lo mismo de un estado y una sociedad que no se compromete con la transformación real de la escuela y la educación de sus hijos. El desafío se renueva, y el inicio de este año deportivo es un buen momento para replantearse, entre todos los actores involucrados en el deporte, qué lugar le damos hoy en una sociedad que necesita crecer en forma urgente para que todos los integrantes tengan los mismos derechos.







jueves, 30 de agosto de 2012

Puntos de referencia didácticos para la implementación de la EFI.


           A CONSIDERAR SEGÚN LA EDAD Y CICLOS ESCOLARES: 
  • Enfoque pedagógico y aspectos relevantes de las Metodologías
  • Grado de complejidad de las formas sistematizadas de movimiento
  • Esquema Corporal: nociones a desarrollar
  • Capacidades a desarrollar prioritariamente

García, Antonio;
Martínez, Humberto;
Fassina, Mirta;
Marbián, Roberta.

Capacitación Docente en Educ. Física
Documento de Apoyo N° 1
DIIE, Córdoba, 1991.





Recomendaciones para la lectura de los cuadros que siguen:
1) Personalizar el zoom en 240 %
2) Hacer click sobre la imagen.; la misma aparecerá sobre un fondo negro
3) Buscar botón de Herramientas en la barra superior y hacer click en Pantalla Completa