sábado, 22 de mayo de 2010

Aproximaciones a la Identidad de la E.F. e influencias en la concepción de E.F.I.




















INTRODUCCIÓN


Antonio García
Profesor Titular de Educación Física Infantil en el
Instituto del Profesorado en Educación Física de Córdoba
Período 1975-2002


A principios de la década del 80, en el IPEF de Córdoba como en muchos otros Institutos de E.F. comenzaba a explicitarse el debate epistemológico. Se superaba la idea del cambio de nombre o denominación de la disciplina, para pasar a discutir y estudiar acerca del campo disciplinar. Al respecto, la Lic. Yolanda Torres de Rivarola (Prof. De Didáctica General en el IPEF), afirmaba que “no avanzaríamos en la identificación y selección de los “contenidos” hasta tanto no resolviéramos lo epistemológico, aunque esto se diera de manera parcial”.
Y, como decía anteriormente, el debate estaba servido, dándose con aportes teóricos de importantes pensadores de la época. Tal es el caso de JOSÉ MARÍA CAGIGAL, a quien conocimos personalmente durante la visita que realizara a Córdoba en oportunidad de realizarse en nuestro país el Campeonato Mundial de Fútbol de 1978. Aunque, en realidad, a Cagigal ya lo conocíamos desde antes por su producción teórica como especialista y filósofo de la Educación Física. Sobre el particular, la incorporación de nuevos libros a la biblioteca institucional del IPEF, nos permitió conocer obras del autor español, como “El Deporte en la Sociedad Actual” (1975) o “Cultura intelectual y cultura física” (1979), aparte de otros escritos en términos de ensayos, artículos y ponencias. Es así como llegó el artículo que transcribo seguidamente, el cual fue “sustento por adhesión” para múltiples posicionamientos en tormo a la concepción de Educación Física, la relatividad de su denominación y la importancia de definir su campo de conocimientos.

Finalmente cabe destacar la influencia que lo anteriormente descripto tuvo sobre la construcción de la Educación Física Infantil. Con respecto a ello, se dieron nuevos aportes válidos para fundamentar la relación de subsidiaridad que mantiene la E.F.I. para con la E.F., confirmando la idea de que se trata de una auténtica especialidad de esta última. De manera indirecta, el pensamiento de Cagigal influenció –a principios de los años 80– el campo de conocimientos y las prácticas de E.F.I. a partir, por ejemplo, de la particular relación que él establece entre Educ. Física, Deporte y Danza.

Veamos a continuación el pensamiento del autor con respecto a la identidad de la E.F., desarrollando sus ideas en base a un título muy sugestivo. Al principo y al final del texto se aportan imágenes de los dos libros que fueron citados en el desarrollo de esta introducción.
Vaya este recordatorio y la recuperación del artículo mencionado como homenaje al Profesor JOSÉ MARÍA CAGIGAL, gran político y gran técnico del deporte español, ex Director del Instituto Nacional de Educación Física y Deportes; filósofo de la Educación Física y el Deporte, que aportó generosamente sus ideas en cuanto lugar le fuera requerido. Falleció en la plenitud de su vida en un accidente aéreo.




“LA EDUCACIÓN FÍSICA...,
ESA DESCONOCIDA DE LA QUE TANTO SE HABLA”



José María Cagigal

Artículo publicado en Didascalia,
Revista de Orientación Didáctica e Investigación Pedagógica.
Mayo 1975 -Número 52- Madrid
.


Con toda razón, a la Educación Física se la podría denominar la gran desconocida.
Durante el primer tercio del siglo XX se asistió a una especie de descubrimiento de algo que terminó denominándose Educación Física. Provenía, fundamentalmente de los diversos movimientos de gimnasia que se originaron y desarrollaron durante el siglo anterior.
En España, ambos movimientos (gimnasia primero, y educación física después) llegaron con bastante retraso, a pesar de que el español Francisco Amorós, había sido uno de los verdaderos fundadores del movimiento o escuela gimnástica a comienzos del siglo XIX. Después del esperanzador suceso de la creación de la Escuela Central de Gimnástica en Madrid, –ya retrasada con respecto a la mayor parte de los países europeos–, de su efímera vida (1887 a 1892), tuvieron que pasar treinta años hasta que se funda la primera Escuela Central de Gimnasia de Toledo con continuidad hasta nuestros días (1819). El retraso español se hacía ya abrumador. Era la época en que la denominación iba siendo trocada por la más moderna Educación Física. Así, por ejemplo, en Lieja se instaura en 1920 el primer doctorado de Educación Física. La “Federación Internacional de Gimnasia Educativa”, fundada en 1923, posteriormente denominada “Federación Internacional de Educación Física” (F.I.E.P.)
No es momento de entrar en discusiones acerca del significado de la “educación física”, cuya simple problemática filológico-lingüística ofrece un panorama amplísimo de controversias culturales. Únicamente deseo llamar la atención, en muy somera reflexión, por un lado, acerca de la relatividad de las denominaciones y la consiguiente cautela en aferrarse a posturas que, en definitiva, se derivan de encorsetamientos terminológicos; por otro, y principalmente, hacer patente el área de la conducta humana, y consecuentemente el sector educativo a que se refiere o debe referirse aquello que hemos denominado Educación Física, o actualmente “área de expresión dinámica”.
En la República Federal Alemana existían desde hace bastantes años, en las distintas universidades, los Institutos de Educación Física, con función enfocada sobre todo a la investigación y a la formación de especialistas altamente cualificados. En 1970, tras una pequeña controversia en el seno de la Asociación Alemana de Profesores de Educación Física (Ausschuss Deutscher Sportlehrer), se tomó la decisión de cambiar la denominación de Institutos de Educación Física por la de “Institutos de Ciencias del Deporte” (Sportwisenschaft).
Esta determinación produjo sorpresa y críticas en algunas áreas internacionales de la Educación Física. En 1971 se creaba la revista “Sportwisenschaft” (Ciencias del Deporte), que en su corta existencia ha adquirido gran prestigio, no sólo en el ámbito de los estudiosos del deporte a nivel cultural y científico, sino en áreas de la ciencia en general, de la teoría de las ciencias y de las diversas ramas científicas.
Es curioso cómo, habiendo sido Alemania uno de los grandes focos de los movimientos gimnásticos desde el siglo XIX en incluso desde los finales del XVIII, y uno de los lugares donde la Educación Física fue tratada con más esmero científico y cultural (recordemos entre otros, el movimiento del “Turnephilologen”), pronto desaparece de sus más representativas instituciones la denominación de Educación Física, y es sustituida por lo que para muchos ha sido el movimiento antagónico, el Deporte (1).

No era el deporte un movimiento generalmente criticado por los educadores físicos? En una muy discutible clasificación de las materias componentes de una completa Educación Física, se agrupaban éstas, según cierta tradición, en tres grandes grupos: gimnasia, juegos y deportes; es decir, los deportes eran admitidos como una de las partes de la Educación Física. Pero sólo en cuanto a actividad. Sin embargo, se recelaba del deporte como fenómeno socio-cultural, como factor de la competitividad, como proclive al acento espectacular del ejercicio físico. Existió, incluso, un histórico y duro enfrentamiento hacia finales del siglo XXI y comienzos del XX entre defensores del movimiento gimnástico y deportivo, enfrentamiento que en Italia adquirió caracteres casi violentos entre las dos grandes figuras, de Mosso y Baumman. El movimiento Olímpico, en sus comienzos, participó de esta discrepancia frente a las asociaciones gimnásticas francesas. De todo ello se derivó cierto talante que ha caracterizado durante el siglo XX a los más conscientes educadores físicos: su recelo e incluso su desprecio del deporte. Este, a lo sumo, es una pequeña parte, y secundaria, de la Educación Física.
Precisamente esta –bastante generalizada– discrepancia, contribuyó a que en el desarrollo del deporte, en su estructuración a niveles nacionales e internacional, estuviesen ausentes los educadores a favor de hombres de negocios, políticos, quienes manipularon la espectacularidad a que el deporte tendía de por sí. La escisión se había hecho más profunda. ¿Se podría recuperar ya el deporte para la función educativa?
Para buscar la propia identidad en ciertas tareas, quehaceres o sectores de la vida humana no del todo concretas, sino de vaga o amplia significación, se suele recurrir al repaso de las funciones. Es decir, en nuestro caso, para definir, delimitar, identificar en lo posible a la Educación Física es procedimiento apto enumerar y analizar las funciones que realiza en la sociedad. ¿Cuáles son las metas y objetivos de la E.F.? o mejor..., ¿cuáles son las funciones, las tareas, los cometidos que un especialista o titulado en Educación Física realiza en la sociedad?. Séame permitido aportar una breve lista y unas reflexiones publicadas para el congreso internacional del Consejo Internacional de Higiene, Educación Física y Recreación.
Si repasamos la tarea que hoy realizan por el mundo los especialistas (con muy diversas titulaciones) en Educación Física, nos toparemos con una amplia variedad de funciones:
- Participación en la enseñanza escolar en sus diversos grados (básica, media, superior,especializada, etc.)
- Preparación física para el deporte de alta competición.
- Colaboración al mantenimiento y la mejora de la condición física dentro de los clubs.
- Preparación y adiestramiento físico para ciertos trabajos especializados (gimnasia laboral,etc.)
- Reeducación de minusválidos.
- Reeducación y adaptación de subnormales.
- Rehabilitación en general.
- Mantenimiento de buena condición física en adultos (gimnasia voluntaria, etc.)
- Organización de actividades socio-deportivas, etc.

Si intentásemos fijar el constitutivo esencial de Educación Física a partir de estas áreas fácticas, es decir, en razón directa de sus objetivos concretos, nos encontraríamos no con una, sino con varias Educaciones Físicas. Hay no sólo gran distancia en el objetivo de unos ejercicios físicos o adaptaciones posturales aplicadas a un buen adiestramiento de un escolar de primera enseñanza y un campeón deportivo, sino también disparidad en los procedimientos. Por ello, si creemos en una Educación Física, no podemos definirla a partir de sus variadas tareas, sino que hemos de buscar un algo común a todas estas tareas, anteriores a ellas, soporte y alforja de todas y cada una. Si no lo encontráramos, no podríamos hablar de una Educación Física. Sería ésta una expresión ficticia, artificial. Existiría una gama de educaciones a través de posturas o ejercicios físicos, que no habría por qué agruparlas bajo una misma denominación.

Pero si analizamos el comportamiento esencial que subyace en todas y cada una de estas diversas tareas, nos encontramos con el movimiento humano como denominador común. Toda la realidad existente es movimiento si partimos de una consideración microscópica; por ello, el hombre, como cualquier otra realidad material, no existiría sin movimiento a nivel subatómico y a nivel de mera fisiología animal. Pero junto a este movimiento microcósmico, está el comúnmente entendido como movimiento específico humano, concretado en el juego de traslación temporal de todo o parte del aparato locomotor, regido cerebralmente o por arcos reflejos (2). Este tipo de movimientos, que podemos denominar humanos, son el eje de todas las tareas que entran en juego para obtener cualquiera de los objetivos anteriormente citados: educación escolar, preparación fisico-deportiva, rehabilitación, etc. Hay algo en común, central, axial, a todas estas tareas: el movimiento humano. Podemos hablar de una Educación Física, si asentamos a ésta en el movimiento humano.

Aunque en muy diversas funciones, sí podemos hablar de una educación física, puesto que hay algo esencial a todas las distintas variantes de la misma: el movimiento. La Educación Física es una conciencia o una práctica, o un sistema o conjunto de sistemas educativos que utiliza al hombre en movimiento, o que se basa en la capacidad humana del movimiento, o que estudia o trata al hombre que se mueve o es capaz de moverse y a las estructuras sociales creadas como consecuencia. Por eso trata de las posibilidades posturales del hombre aún en su fase estática (sin movimiento); porque las distintas posturas físicas le son posibles al hombre debido a su capacidad de movimiento.
Descubierto este principio, puede ser enormemente útil, prescindiendo de tópicos y estereotipos derivados de prejuicios y enfrentamientos, acudir a los patrones básicos del hombre que se mueve.
El hombre se ha movido o para subsistir (movimiento obligatorio: luchas, guerras, caza, labranza...) o para expresarse, comunicarse, (danza, juego, competencia).
La Educación Física debería abarcar ambos grandes aspectos del movimiento humano, el obligado y el espontáneo. Pero el primero supondría, más que una tarea educativa propiamente dicha, una labor adaptativa. El segundo, por el contrario, señala un área de conducta humana netamente aprovechable y enmarcable en el quehacer educativo.
La Educación Física, antropológicamente hablando, es, o debe ser la tarea (o ciencia o arte o sistema) que estudia o trata al hombre en su movimiento espontáneo.
Las formas de movimiento espontáneo se concretan en dos grandes canales de expresión y comunicación: la danza y la competencia lúdica (el deporte).
La Educación Física preocupada por la persona, ha de atender sobre todo a esta condición personal del movimiento. Debe intentar conservar en él, en lo posible, la espontaneidad. Por consiguiente, debe estructurarse –también en lo posible– sobre los comportamientos naturales del hombre que se mueve: la danza y el deporte. Ambos, danza y deporte, son los primeros constitutivos antropológicos de la Educación Física.
Esta visión está alejada de la Educación Física como adiestramiento corporal. Pero no es antagónica de ella. La Educación Física sigue, más o menos, influida en sus sistemas actuales por las visiones parciales derivadas de intereses concretos que intervinieron en su estructuración: gimnasia-fueza física, gimnasia-habilidad, gimnasia-fisiología, gimnasia-militarismo....; y sobre todas ellas, englobándolas y de alguna manera sintetizándolas, el concepto que más ha prevalecido, de gimnasia-organicidad. Todos estos enfoques o visiones sectoriales, eran verdadera gimnasia y verdadera Educación Física, pero sólo parcialmente. La gimnasia de preocupación orgánica, posteriormente funcional-orgánica, tenía que convertirse en estudio y práctica analíticos; veía al hombre como un organismo cuyo desarrollo y perfeccionamiento hay que fomentar.
Tal Educación Física debe ser sustituida por una que vea al hombre como hombre, del cual el organismo es parte constitutiva y al mismo tiempo un aspecto expresivo, o manifestativo, o un medio de eficiencia. Pero nada más.

Por ello la primera consideración para el establecimiento de unas prácticas es observar, estudiar, y sobre todo comprender al hombre que es y se mueve en su organismo. Este es el objeto de la Educación Física.
La manera espontánea de moverse con su organismo será la primera conducta humana específica objeto de consideración, estudio y sistema.
La Educación Física pertenece al ámbito general de educación-ciencia práctica y, como soporte científico, entra en los ámbitos de las diversas ciencias que estudian al hombre.
Es curioso observar cómo los métodos gimnásticas o de Educación Física más representativos e innovadores del siglo XX marcan un neto regreso a los comportamientos espontáneos originados en el movimiento humano, es decir, en concreto a la conducta deportiva humana o a la danza. Así, Medau (danza), Gaulhofer-Streicher (motivación ludo-competitiva elemental), Beckman (danza), Le Boulch (movimientos primitivos y básicos aptos para ambos...). Puede que incluso alguno de sus seguidores no quieran reconocerlo, porque la palabra deporte trae siempre resonancias muy lejanas al nivel de puro movimiento humano. Pero en el fondo de esa “naturalización” de los ejercicios, con su simplificación y humanización, significa un regreso al movimiento espontáneo deportivo o de danza.
Pero la ciencia es complicada. Y, después que ha marchado largo camino no se resigna a desandar lo andado y empezar a replantearse de nuevo el camino. Este es el origen de tantas resistencias. A la ciencia, su propia complicación le impide hacerse simple, cosa que muchas veces necesita.

La Educación Física en cuanto a ciencia –podríamos aceptar el nombre de Kinantropología–, ha realizado ya innumerables investigaciones, análisis de todo tipo; y bueno es que no se desperdicien tantos hallazgos. Por eso las reestructuraciones son tan conflictivas. A los detentores de la multitud de datos, investigaciones parciales, hallazgos esclarecedores de las capacidades físicas y físico-funcionales del hombre logrados en la línea científica del “Phisical Fitness” o del “motor Learning”, tiene que seguir a cuerno quemado el planteamiento de una teoría que defienda, por ejemplo, que “Phisical Fitness” no es más que un aspecto parcial de la verdadera y comprensiva educación física. Sino será rechazada y motejada de teorizante, abstracta y no probada científicamente.
Por eso hay que ir con mucha cautela. Aceptar que en el centro de la Educación Física está el deporte y la danza no significa que la Educación Física sea solamente hacer deporte y danza. Pero sí, que la acción deportiva –enmarcada en una estructura netamente deportiva o fuera de ella– debe ser acogida para su estudio y tratamiento por una seria Educación Física. Que muchos de los hallazgos sobre el rendimiento físico, etc., deben ser aplicados al gesto deportivo, a la conducta deportiva; e incluso que deben ser hechos con complacencia y prioridad. Que el mundo del deporte, aún con sus desmesuras y condicionamientos, está más cerca de la Educación Física de lo que muchos servidores de laboratorios fisiológicos y de gimnasia creen. Que la Educación Física debe reconocer como uno de sus punto de partida –como ciencia y como práctica– al “homo deportivus”, es decir, al hombre que hace deporte, que tiene recibido como uno de sus modos de expresión ese hábito; y debe tener en cuenta, justipreciarla y sacarle provecho a toda la estructura social derivada de ese hábito.
Hoy se habla mucho de Educación Física, incluso se hace propaganda de sus excelencias. Y sin embargo, existe gran despiste acerca de lo que es la Educación Física. La gente no tendrá grandes conocimientos acerca de los fundamentos científicos de la Ecología –nueva ciencia–, o de lo que en el fondo sea nueva crisis energética; pero sabe al menos con claridad que la Ecología se refiere al equilibrio del medio ambiente; que crisis energética es una crisis socio-económica derivada de los problemas de las fuentes de energía. Pero educación física, ¿es deporte?, “de ninguna manera”, dirán muchos; ¿es gimnasia?, ¿es un sistema educativo?, ¿ es una asignatura?, ¿es una obligatoriedad escolar que no se cumple o se cumple a medias?. Si se supiera que incluso hay eminentes expertos que dicen que la Educación Física no existe..., “acabáramos”, ¿para eso tanto aparato y obligatoriedad?
No sabemos a estas alturas si tal expresión, “Educación Física”, es la correcta o tiene que desaparecer. Esto es lo de menos. Lo importante es que hay un tema, una tarea, un campo de investigación y de práctica de creciente importancia en nuestro mundo tecnificado, agitado y secundario que es menester aquilatar y poner al día, con su viejo nombre o con cualquiera de los nuevos que se proponga.
Quizá haya sido útil, precisamente para desestereotipar un poco el tema, cambiar la denominación clásica de Educación Física por la de “área de expresión dinámica”, tal cual la Ley de Educación Española de 1970 recoge. Personalmente, me habría gustado más “área de expresión corporal”; porque, prescindiendo de larguísimas disquisiciones conceptuales y argumentos en pro y en contra, el niño, sujeto y objeto de la tarea educativa, entiende mejor lo que es cuerpo “corporal” que lo que es “dinamis” (dinámica). Mejor dicho, aquello lo entiende, y esto no. Pero aceptemos lo que ya está sentenciado, y pongamos manos a la obra.
Una de las tareas más difíciles que incumbe al experto en Educación Física, o en el “área de expresión dinámica”, es desembarazarse, dentro del ámbito educativo, del estrago causado por la consideración de Educación Física como asignatura.
Costó Dios y ayuda que en los planes de enseñanza fuese introducida la Educación Física como asignatura. Al fin fue incluida como tal. Era un notable triunfo de los pioneros de una visión pedagógica de la Educación Física. Pero ya en el momento de conseguirse era un triunfo precario. La Educación Física no se puede comparar con la Geografía, la Física o la Geometría. Estas son materias específicas de conocimiento, necesarias para andar por la vida moderna y como posible punto de partida para una u otra ulterior especialización. La Educación Física no es una materia nacional. Es un modo general de educar, equivalente en cierto aspecto a la educación intelectual, o a la educación moral. Es la ayuda al individuo para el correcto uso de su propio organismo, a su autoconocimiento físico, al aprendizaje de sí mismo dentro de las complejas coordenadas espacio-tiempo en las cuales les toca siempre vivir, al conocimiento del –mismo– físico como aprendizaje de la relación social por el lenguaje auténtico y desestereotipado de la expresión corporal.

Meter este gran modo de educar al individuo en la estrechez de una asignatura obligatoria es ignorar los principios fundamentales de lo que es la educación. Pues así estamos. Y aún peor. En la E.G.B., que es el último gran período evolutivo apto para una verdadera Educación Física, se ha quitado de las manos de los educadores físicos esta enseñanza y puesto en manos del educador general. Ha sido el mayor desaguisado educativo de los últimos tiempos.
Con los progresivos avances electrónicos para la enseñanza muchos estamentos profesionales irán desapareciendo. Serán sustituidos por computadoras. Con más precisión que muchos especialistas enseñarán geografía, cálculo, historia... unas computadoras bien programadas. La enseñanza programada está llamada a ahorrar en el futuro muchos sueldos de funcionarios docentes. Está incluso llamada a ahorrar locales, edificios, instituciones. La mayor parte de la enseñanza ilustrativa se podrá recibir a domicilio desde las grandes programaciones y controles centrales. A muchos asusta este panorama de aparente inhumanidad; consideran que sería horrible la desaparición de la escuela. Ésta es necesaria como una forma de expresión personal y de relación social. Pero la escuela contemporánea desde una retahíla de materias nacionales, de aprendizajes específicos, pasará a ser un lugar de convivencia, de aprendizaje de la relación social, de la expresión personal. Las enseñanzas nacionales, los conocimientos intelectuales para la vida serán facilitados fuera de la escuela por sistemas técnicos; es el gran porvenir de la “educación a distancia”. Quedarán a pie de escuelas educadores de la relación humana, de la expresión personal; de la convivencia, de la creatividad, que podrán ser instauradas en forma de gran ocio organizado, donde los niños pueden aprender a expresarse disfrutando.
Recordemos que el rico concepto “escuela” se deriva del término griego “sjolé”, cuya significación primera es ocio. Quizá esta nueva escuela del futuro a la que aludimos signifique un regreso a la antigua aceptación, mucho más humana y enriquecedora de la que hemos conocido, acaparada principalmente por la obsesión de los programas de enseñanza.
Debemos confiar en que los máximos responsables de la educación en nuestro país, sin duda interesados verdaderamente por educar a los niños españoles, reparen radicalmente los errores aludidos. Es menester dar paso a una educación en la que más que enseñar nociones o simples hábitos mentales, ayude al niño en su “aprendizaje a vivir”. Las enseñanzas nacionales serán progresivamente sustituidas por los medios técnicos. Los aprendizajes a la vida, al propio conocimiento y experiencia, a la reacción social espontánea, etc., se harán cada vez más imprescindibles. A ellos habrá de corresponder la nueva escuela.
Pero ante este panorama surge un problema: ¿dónde están los educadores aptos para estas tareas? Este es el punto clave sobre el que debe gravitar toda futura ordenación educativa. Habrá que soportar tremendas luchas gremiales, pero no queda otro camino que la formación y el apoyo al nuevo tipo de educador. Y el método no es simplemente incorporar nuevas ideas, nuevas terminologías para la acción educativa, sino plantearse la significación fundamental de cada uno de los aprendizajes. En nuestro caso, lo que sea “expresión dinámica” o “Educación Física”. Nuestra primera tarea es el replanteamiento teórico conceptual que responda al establecimiento del fin primordial de este quehacer educativo.


__________________________________________

1 En alemán se han usado más variadas formas de expresar la idea de la educación física: “Korperkultur”, “Korpererziehung”, “Liebeserziehung” ( cultura corporal , educación corporal y educación física). La primera de las expresiones es el que se mantiene todavía en la D.D.R y en toda su área cultural.

2 El movimiento intracerebral en forma de conexión, transmisiones, sinapsis necesario para toda acción del hombre, incluso para el ejercicio del pensamiento, no es considerado como el específico movimiento físico del que hablamos.