domingo, 31 de mayo de 2009

E.F.I.: aproximaciones al campo disciplinar (I)

Concepción dominante en la década 1965-1975

Párrafos textuales, extraídos de:
Autores varios. Educación Física Infantil (tomo I, págs. 7 y 8). Edición de la Dirección Nacional de Educación Física, Deportes y Recreación, dependiente de la Secretaría de Estado de Cultura y Educación de la Nación. Buenos Aires, 1968.

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Breve referencia histórica sobre esta bibliografía:
Los autores constituían una Comisión Especial convocada por la DNEFDR, por Disposición Nº 527, del 24 de agosto de 1966, por el entonces Director Nacional Profesor Ramón C. Muros. La tarea encomendada consistía en elaborar los lineamientos que interesaban a la repartición con respecto a la Educación Física Infantil. Esto comprendía los siguientes aspectos:
a) Programa de EFI para el Nivel Primario de la Enseñanza.
b) Programa de preparación profesional en EFI para el Ciclo Magisterio de las Escuelas Normales.
c) Programa para ser aplicado en cursos intensivos de capacitación para Maestros de EFI.
d) Programa para ser aplicado en cursos de perfeccionamiento para Profesores de EF del Ciclo Magisterio de las Escuelas Normales.

Dicha comisión funcionaba bajo la supervisión del Inspector General Profesor Jorge A. Sánchez, estando presidida por la Inspectora Profesora María del Carmen Romasanta de Rapela e integrada por los profesores Alberto Dallo, Lady Elba González, Carlos A. Raris, Helga W. de Holze, Alfredo Robles, Horacio Santucci, Isabel Drumel y Luís Cabrera.
Además, a requerimiento de la Comisión, brindaron sus aportes los profesores Zahira Sisini de Alonso, Jorge Saraví Riviere, Simón Silvestrini, Elvira Rossi, Irene Lazzati, Mario López, Esmeralda Torres, Carlos Reches, Jorge Gómez y Liliana Rodiles.
Finalizado el trabajo, éste fue elevado al nuevo Director Nacional de Educación física, Deportes y Recreación, Profesor Hermes V. Pérez Madrid, fechado en Buenos Aires, el 1º de noviembre de 1967.

La obra a que se hace referencia en los párrafos anteriores, en sus tomos I y II, fue conocida entre los docentes y alumnos del Profesorado en EF como los “libros blancos de EFI”, siendo parte de la bibliografía de la materia del mismo nombre. En lo que a mí respecta (Antonio García, como recopilador del material del blog), tuve oportunidad de cursarla durante 1970, en el primer año de la carrera, en el IPEF de Córdoba. En los cursos y/o divisiones de varones, se desempeñaba como docente titular el Profesor David Ruda, mientras que en los cursos y/o divisiones de mujeres lo hacía la Profesora Nélida Aispeolea de Corvalán.

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Según los autores arriba nombrados...
"La Educación Física Infantil se propone contribuir a la formación integral del niño valiéndose de actividades físicas, procurando el máximo desarrollo de sus posibilidades. Por ello, de la realización de un programa de Educación Física Infantil ajustada a las necesidades de la niñez, pueden esperarse resultados positivos que afecten a la totalidad de la personalidad , así como el temple del espíritu del grupo escolar. Dichos resultados pueden referirse a todos los dominios importantes de la vida, en sus aspectos físicos, psíquicos y sociales."
"La psicología infantil ofrece a los estudiosos, a los educadores, a los padres, una vasta acumulación de descubrimientos y teorías científicas. Pero para comprender y orientar al niño en su crecimiento es menester integrar estos estudios a un visión más amplia de la vida. Hay necesidad de contemplar la niñez a la luz de una filosofía del crecimiento que abarque más de lo que puede obtenerse observando al niño en su desarrollo."
"Ahora bien, para el logro de las verdaderas finalidades de la Educación Física Infantil el maestro deberá tener conocimientos y comprensión de los modos de crecimiento y desarrollo propios de la infancia. Conociendo las características de la evolución del niño, el maestro puede favorecerlo facilitándole el pasaje de un nivel a otro, contribuyendo con su labor en la esfera de las actividades físicas, al desarrollo integral en el proceso educativo."
"Es de la mayor importancia que los maestros puedan apreciar el desarrollo del niño en su cabal perspectiva. Una visión evolutiva de los problemas cotidianos de la conducta infantiles acuerda sentido y dignidad a estos problemas y disminuyen las tensiones que producen. Para seguir la vida infantil con simpatía, sentido del humor y de la proporción, es menester entender el proceso de desarrollo. De esta suerte las limitaciones, las luchas, la inmadurez de la niñez cobran sentido, pues alcanzan por la comprensión una significación distinta. Las exigencias y presiones del proceso educativo se ajustarán a las necesidades cambiantes durante el crecimiento. Será posible así desarrollar la enseñanza y estimular el aprendizaje mediante una actitud basada en la comprensión afectuosa."
"Este proceso de crecimiento y desarrollo implica una serie de transformaciones fisiológicas, psicológicas y socioculturales. Sigue una dirección, una progresión temporal y sistemática, por lo que han podido delimitarse etapas o estadios característicos. Como lo destaca Hurlock, el desarrollo incluye la serie progresiva de cambios de un tipo coherente y ordenado hacia el objetivo de la madurez. Así se da en etapas de desarrollo, en distintas gradientes de crecimiento, la expresión total de la personalidad. Los cambios físicos y orgánicos son tan graduales que, a menudo, escapan a la observación. A pesar de ello, Gesell expresa “…los colores de un espectro de desarrollo se disuelven insensiblemente unos en otros, pero para que la fisonomía de cada edad sea viva y útil, tenemos que mojar nuestro pincel en colores bien definidos”.
"Una característica destacada que puede observarse en el desarrollo de un niño es que a medida que en el proceso de crecimiento emergen sus aptitudes siente un impulso vigoroso para usarlas. Así, desde la primera infancia en adelante, el niño se ejercitará espontáneamente; practicará, se impondrá tareas, se adiestrará en todos los aspectos de su desarrollo. Esta conducta responde al principio de motivación innata, según el cual una característica integral de la evolución de una capacidad o poder es la tendencia a utilizar esta capacidad o poder. En este sentido dice Arthur J. Jersild, en su libro Psicología del Niño, “…que la maquinaria del desarrollo está equipada con un arranque automático”.
"Dice Gesell que el niño es un sistema de acción en crecimiento. Así como el cuerpo crece, la conducta evoluciona. Adquiere su pensamiento del mismo modo que adquiere su cuerpo: a través del proceso de desarrollo. Destaca este estudioso que los padres y maestros que suponen que el niño es tan plástico que puede ser moldeado mediante tenaces presiones externas, no han captado la verdadera naturaleza del niño. Este puede compararse con una planta, que toma forma y crece, desde adentro, mediante las fuerzas del crecimiento, estimulada o inhibida por factores externos. No cabe comparar al niño con una arcilla, moldeable desde afuera, que no crece. Todo niño es único, pero todo niño es también miembro de la especie humana."
"Para captar la evolución del niño hay que ir mas allá de la descripción aislada de sectores de este proceso. El niño normal es una unidad; constituye una totalidad dentro de la cual adquieren sentido y valor las expresiones de la conducta."
"Cuando Gesell y Amatruda, en sus estudios sobre el niño, distinguen cuatro campos de comportamiento no significa que cada uno de ellos se desarrollo de modo independiente. Por el contrario, existen muy estrechas relaciones y la maduración en uno de los sectores supone nuevas posibilidades de los otros, por lo cual, toda limitación en uno repercutirá indudablemente sobre el conjunto. Henry Wallon, por su parte, ha destacado la unidad dinámica de la evolución, manifestando que el niño tiende a la realización del adulto como ejemplar de la especie."
"La psicogénesis de la infancia muestra, de etapa en etapa, a través de la complejidad de los factores y de las funciones, a través de la diversidad y la oposición de crisis que la caracterizan, una suerte de unidad solidaria tanto en el seno de cada una de ellas, como entre ellas. Todos los estudiosos insisten en que considerar al niño fragmentariamente es antinatural. En la sucesión de edades es un solo y mismo ser."
"La división de la vida humana en períodos o etapas es, sin duda, una exigencia del espíritu que intenta describir, comprender, explicar. Las divisiones en etapas se han hecho posibles mediante el estudio y la observación de grandes grupos de niños, en el curso de muchos años."
"Los rasgos de madurez con los cuales caracterizamos cada etapa no deben estimarse como normas rígidas ni como patrones. Cada niño posee un modo de crecimiento individual que le es peculiar. Debe recordarse que no hay demarcaciones precisas entre una etapa y la otra."

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