sábado, 2 de abril de 2011

El Deporte de la Escuela: una experiencia concreta según el "Enfoque Psicomotriz de la Iniciación Deportiva" (Tercera Parte: trabajo con los padres)

El Programa Nacional de Deporte Escolar, a mediados de la década de los 80, implicaba una estrategia de desarrollo del deporte a nivel nacional, focalizando la acción en la Iniciación Deportiva en el ámbito escolar. A su vez, desde el Ministerio de Salud y Acción Social y la Secretaría de Deportes se patrocinaba el desarrollo de otros proyectos, como el Programa Nacional de Deporte Federado y el Programa Nacional de Deporte para Todos. Estos programas se articulaban entre sí y se esperaba que los destinatarios ya estuvieran en los ámbitos de destino (escuelas, clubes federados y organizaciones deportivo-recreativas en general), donde se potenciaría su formación deportiva. De esa manera, se esperaba que los chicos realizaran un recorrido partiendo del deporte de la escuela e insertándose en el deporte del club, federado o recreativo para todos, sin distinción de edades, capacidad o experiencia previa. Formar deportistas implicaba, desde esta perspectiva, disfrutar de la práctica deportiva según distintos modelos de organización, a la vez que formarse como líder o dirigente e incluso como docente-entrenador. Ser deportista, pensábamos, no se agota en ser jugador de alta competencia; esta no es la única alternativa.


Además, cabe destacar de idea central del P.N.D.E., que consistía en potenciar la E.F.I. escolar, agregando dos horas semanales a la única hora semanal reconocida en el currículum del Nivel Primario. Estas horas adicionales se daban en contraturno y con asistencia voluntaria por pare de los alumnos. A la vez la iniciación deportiva contemplaba los lineamientos básicos de la E.F.I.





En este contexto de iniciación y práctica deportiva, tan diferenciada como particular, la participación y colaboración de los padres se hacía indispensable. Si los padres siempre son considerados miembros de la comunidad educativa, más aún se los consideraba como tales en este proyecto. Es que los niños, en este caso, decidirían por sí mismos si participarían o no del programa; estarían más tiempo fuera de la casa; viajarían más tiempo por las calles de la ciudad; tendrían que organizarse de manera distinta para estudiar durante ciertos días de la semana; se integrarían a nuevos grupos sociales; participarían los fines de semana en encuentros y campeonatos, y realizarían viajes; etc. Por otra parte, resultaba necesario contar con colaboradores para mejorar la infraestructura, incrementar el material didáctico (más allá de lo que proveía la Secretaría de Deportes de la Nación) y ayudar en la organización de eventos. En función de todo lo expuesto eran convocados a participar los padres: a) Para con aspectos generales relativos al seguimiento de sus hijos en el marco de las actividades del proyecto. b) Para con aspectos particulares de la organización de las clases en contraturno. En este sentido los padres colaboraban según sus posibilidades y profesión; a modo de ejemplo, el herrero aportaría sus saberes para soldar y construir arcos, tableros y aros, postes regulables, etc.; el bancario aportaría con papel en desuso, fotocopias, etc.; el pintor con el diseño y marcación de playones polideportivos; y así sucesivamente.






Para poder concretar esta participación de los padres, los docentes organizábamos reuniones sobre cuestiones pedagógicas para fomentar la comprensión de los lineamientos del Plan. Al mismo tiempo se elaboraban gacetillas informativas, se confeccionaban frisos y carteleras, se elaboraban y enviaban informes de asistencia y evolución del aprendizaje de los alumnos, se solicitaban autorizaciones a los padres para la participación de los niños en encuentros y salidas, se otorgaban certificaciones de rendimiento deportivo escolar, se distribuían artículos de contenido pedagógico-didáctico sobre deporte en la niñez, etc.






Parte del material citado en este último párrafo, se presenta a continuación. La intención es mostrar una forma de trabajo que hemos podido experimentar, sin pretender por ello que esta sea la mejor forma, ni tampoco resultado de grandes investigaciones. Es, quizás, lo que dicta el sentido común y ciertos principios de organización al momento de tener que convocar como colaboradores a nuevos actores.







Finalmente, cabe un llamado a la atención del lector: Los documentos que se muestran han sido elaborados con recursos y procedimientos tecnológicos muy elementales, como dibujar a mano, redactar frases a mano y con bolígrafo, redactar textos breves e imprimirlos con máquina de escribir (en este caso una Olivetti Lettera), fotocopiar y recortar dibujos y textos breves, componer una imagen o viñeta pegando dibujos y textos preseleccionados, etc. Si bien en 1986 hacía ya varios años que existían las computadoras, no estaban al alcance del ciudadano común como bienes de consumo (en la versión PC que actualmente conocemos y utilizamos) y las producciones de material didáctico de parte de los docentes resultaban más precarias. Por ello, vale pedirles a los lectores más jóvenes que comprendan la calidad de la edición e impresión de los documentos de apoyo que se exponen.







En cuanto al contenido de las próximas Entradas, éste versará sobre el desarrollo de las clases y los instrumentos de evaluación del proyecto. Con respecto a esto, se trata de instrumentos de base estructurada y semiestructurada mediante los cuales evaluaron desde distintas perspectivas los alumnos, las maestras de grado, la Asociación Cooperadora y las Autoridades de la Escuela. ------------------------------ Gracias y hasta la próxima.


















No hay comentarios:

Publicar un comentario